Soy madre de un niño desde hace 6 años y medio. Desde hace casi 2 años soy madre también de una niña. Bimadre, que se dice ahora. Me escondo de mis hijos en el baño para peinarme o contestar un whatsapp, robo horas al sueño para salir digna al trabajo (vestida y coordinada), duermo cada noche en una cama diferente con diferentes niños, y he aprendido a vivir cansada. Soy una madre del siglo XXI.
Esto no es nada especial. Creo que el 95% de las madres vivimos así y a ninguna nos contaron que esto pasaría. El propósito de escribir sobre ello me nace después de que los dos primeros años de maternidad fueran un shock tras otro. El shock de la demanda, el shock del sueño, el shock de la conciliación, el shock de las noches en vela, el shock de los cambios en el cuerpo, el shock de los estereotipos sociales hacia las madres… y otros tantos.
Y del shock, al humor. Porque sin humor no hay vida. Después de estos 6 años como madre he aprendido mucho, de mí, de mis hijos, de la vida y de mi familia. Pero sobre todo, he aprendido a desdramatizar. Ya no pasa nada si se cae un chupete al suelo, lo lavo con el agua de la botella y listo; no pasa nada si me olvido los libros de inglés de mi hijo en casa, tengo mucha información en mi hardware; no pasa nada si compro un bizcocho en una panadería para llevar al colegio el día de su cumpleaños, porque no sé hacer un bizcocho (se lo decoro con pasta de azúcar para lavar mi conciencia)… En definitiva, tras 6 años, empiezo a gustarme como madre. Aunque me aún me queda camino.
Así vivimos en nuestra santa casa ¡a lo loco!
Sigo en shock en ocasiones, no os voy a engañar. Cuando nos despertamos 4 en una cama de 1’60… cuando mi hija se despierta a las 6 de la mañana… cuando tengo que repetir 37 veces “Telmo a la duchaaaa” … cuando me estoy duchando y en mi baño hay más gente que en el Corte Inglés… pero el tiempo y la experiencia son un grado. Y esto es lo que cuento. Mi vida, mis historias, y ¡mi manera de sobrevivir a esta locura!
¡Bienvenidos a mi blog!