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¿M de Madre o M de Mujer?

¿Qué fue de mí?

 

Esta fue de las primeras preguntas que me hice cuando recuperé la consciencia tras tener a mi primer hijo. Y no fue cuando me desperté de la anestesia ni a la mañana siguiente. Fue más o menos a las 2 meses de tener al niño. Ahí me di cuenta, de que la vida entera había cambiado.

 

Siempre digo que tener un hijo, es el fin de la vida conocida. Un poco apocalíptico, pero bastante cercano a la realidad.

 

En mi caso, madre primeriza, primera madre de la familia y de los amigos cercanos, no tenía ningún referente actual. Así que el shock fue monumental. En mi primer post la semana pasada ya dije que nada te prepara para tener un hijo. Y no soy exagerada. Cuando digo nada, es nada. Yo miraba con estupor como mi yo-persona era absorbido y visto por todo mi entorno como mi yo-madreEl paso por el paritorio me había traído a un ser maravilloso a mi vida. Pero yo no había cambiado. Y entonces, pensaba que podría con todo. Pero después de la baja, en mi reincorporación a mi vida pre-madre, me di de bruces con la realidad.

 

Llego el momento de volver a trabajar. Un trabajo que adoraba. Trabajo de alta exigencia con viajes incluidos. Me tocaba, con mi hijo de 5 meses, un proyecto en México. Me ofrecieron irme con mi hijo y allí que me fui. No os cuento lo que tuve que escuchar. Menos mal, que mi marido es una estrella, y siempre ha apoyado mi carrera profesional. Las decisiones de este tipo, las tomamos las dos pensando en el que a nosotros nos parecía, sería el bienestar ideal para todos. Entonces, yo buscando el mayor equilibrio posible entre el bienestar de mi hijo, y el mío propio, me fui a trabajar con él. Lo haría una y mil veces. De hecho, 3 años después lo volví a hacer. Estuvimos 3 meses viviendo en México.

 

Visitando el zoo de la Ciudad de México

Visitando el zoo de la Ciudad de México

 

No voy a negar que estas decisiones causaron bastante estupor a mi alrededor. “Ahora tienes un hijo…” Me decían. Yo quería tener hijos y quería trabajar. No veía razón para renunciar a nada. Así que busqué la mejor fórmula para conciliar: No renunciar ni a mi hijo, ni a mi carrera. Bien es cierto, que tanto la empresa con la que fui por primera vez a México, como la segunda, me dieron unas condiciones excelentes para poder conciliar, por lo que nunca podré dejar de agradecerles ese gesto. Pero no fue un camino fácil. De la culpa por irme a trabajar, a la culpa por renunciar a algunas partes de mi trabajo para no perjudicar a mi vida familiar. En esa dicotomía vivía todo el tiempo. Y la esclavitud del síndrome de la madre perfecta: hacerlo todo, y hacerlo bien. Y sin despeinarte. Ni tú ni tus hijos.

 

Hay tantas visiones de la maternidad como madres en el mundo. Esta es la mía personal, y me sentía muy sola. No conocía madres que pensasen como yo. Más bien, con un hijo de 2 años, y siendo la única madre de mi alrededor, no conocía a casi ninguna madre. Pero, entonces llegaron ellas. Las Malasmadres Conocí el Club de las Malasmadres y mi vida cambió. Una comunidad emocional de madres como yo, que desmitificaban la maternidad y que reivindicaban un nuevo modelo social de madre. El real. El que dice que no somos superwoman, que no podemos hacerlo todo. El que dice que tiene que existir una co-responsabilidad en el hogar. Así a grosso modo, porque la comunidad de #malasmadres es mucho más.

 

Este club ha llevado a cabo una campaña increíble llamada #yonorenuncio encargada de dar visibilidad a los problemas de igualdad, conciliación y penalización a la mujer por su condición de madre. Culmina (o comienza la lucha, depende de como se mire) con una carrera de obstáculos el 7 de octubre en AlcobendasLa carrera tiene una réplica no oficial en algunas ciudades, entre ellas San Sebastián. Para más información, pinchad aquí. Yo la corro, sólo son 5 kilómetros, y se puede hacer también andando.

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Cartel de la I Carrera de Obstáculos Yo no Renuncio

 

Laura Baena, su fundadora y malamadre jefa, pronunció otra frase que me llegó al alma:

 

“Que la M de Madre no aplaste a la M de Mujer”

 

Por eso, yo decidí hace mucho tiempo no renunciar.

 

Yo no renuncio a…

 

  • Crecer profesionalmente. He adaptado mi carrera a mi situación familiar. Pero también lo ha hecho mi marido cuando ha hecho falta reduciéndose la jornada.
  • A cuidarme de salud y de mente. Porque si yo estoy bien, mis hijos estarán bien.
  • A tener tiempo para mis hijos. Lucho por buscar el equilibrio entre mi vida familiar y mi vida laboral. No es fácil. Pero hay que intentarlo.
  • A tener tiempo para mi pareja. Si mi marido y yo no tenemos tiempo para nosotros, no reconectamos, no hablamos… ¿cómo vamos a formar un equipo para educar y ser el ejemplo para nuestros hijos?

 

Pero sobre todo, yo no renuncio a ser yo misma.

 

Ser madre, me ha hecho ser mejor persona. Pero siempre siendo yo.

 

***Para apuntaros a la carrera en San Sebastián, mandad un email a info@mamifit.es ¡Tenéis hasta el día 30 de septiembre!

Maternidad, humor y realidad. ¡Living la vida madre!

Sobre el autor

Mamá donostiarra que cuenta su forma de ver la maternidad. Con mucho humor, realidad y sin dramas. Sin lecciones ni juicios. Sólo cuento mi feliz manera de sobrevivir a esta bendita locura que es ser la #mamasuperplus de Telmo y Valeria. ¡Pasen y vean!


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