Será por la cantidad de comunicados de prensa que he leído. O porque tenía una jefa que decía siempre “lo que vende son los números“. O porque me encanta cuantificar. O porque las cifras son reveladoras… Pero el otro día saqué mi yo-analítico y me paré a contar. A contar los años que llevo viendo Bob Esponja (y los que me quedan). A contar los miles de pañales que llevo gastados (y los que me quedan). A llorar por el número de horas de sueño perdidas… y así un sin fin de cosas.
¿EN QUE PASAN NUESTROS DIAS COMO PADRES?
El otro día, caíamos los 4 en el sofá después de un domingo agotador. Encendimos la televisión y ¡bang! Bob Esponja apareció . Era un capítulo que aproximadamente hemos visto unas 20 veces. Y eso me llevó a pensar en cuántos años llevaba viendo esos mismos dibujos animados. Ahí salió mi vena analítica.
-1 año y medio embarazada. Con 2 hijos, he pasado 1 año y medio con barriga.
-38 días de mi vida viendo Bob Esponja. Es el dibujo animado por excelencia de mi casa. Peppa Pig le anda a la zaga, pero ni de lejos alcanza a la esponjita. No sé si es porque a mis hijos les encanta o porque está a todas horas en la televisión, pero llevo 5 años viendo aproximadamente 30 minutos al día de Bob Esponja. Esto hace un cómputo global de 54750 minutos. 912 horas. Como si me hubiera hecho una marathon de 38 días seguidos non stop.
-1277,5 litros de leche. Una vaca me vendría de perlas. En nuestra casa vamos a litro por día con los dos niños… y creo que con mis cálculos me quedo corta, porque sólo cuantifico la leche de mis hijos.
-7300 pañales. A una media de 5 pañales por día durante 2 años por 2 hijos.
-23 días – 547 horas de sueño... perdidas. En toda esta etapa como madre, he estado despierta 23 días. Despierta las 24 horas del día. Haciendo un cálculo base durante el primer año de vida de mis hijos, he perdido una media de 1 hora por noche (media optimista ¿eh?). Esto hace 365 horas perdidas. Durante el segundo año, reduciría esa media a la mitad y después lo convertiría ya en esporádico, porque supuestamente (en las casas de bien, que no en la mía)… duermen del tirón. Con lo que, con mis dos hijos, en total he perdido 547,5 horas por hijo lo que hacen que haya estado 23 días días despierta en 6 años. NON STOP. Esto puede explicar mi cara de muerto viviente.
-6 años de mi vida empujando un carrito. 6 años en los que solo he tenido libre una mano. En ocasiones, cuando voy por la calle sola me paro a pensar en qué me he olvidado… o ¡si me he olvidado el carrito en algún sitio! Es tal la manía de la silla de los niños, que cuando estoy en el súper con el carro de la compra, lo acuno como si fuera la silla de mi hija. Y no soy la única…
TOP 5 DE LAS FRASES MÁS REPETIDAS DE LA HISTORIA DE MI MATERNIDAD
Otras cifras nada desdeñables, son las del ranking de frases estrellas más repetidas en la historia de mi maternidad. Yo no tengo un hijo que obedezca a la primera siempre a todo ni sobornado. Al menos 2 ó 3 veces tengo que repetirle las cosas. Alegre, movido, y con un gran mundo interior en el que se sumerge, casualmente, en cuanto me oye el primer “Telmo, a la ducha“. Y así empieza la retahíla de hits estelares de mi vida actual:
-No grites. Mi hijo, en su alegría de vivir, todo lo dice con voz de tenor. Canta como si estuviera en un concierto en Wembley. Te dice “te quiero mamachita” como si estuviera a 10 kilómetros… y así todo. Me consuela salir al descansillo de mi escalera y escuchar a otros “pequeños tenores” en otras casas vecinas.
-A la ducha, por favor. Esta, de verdad, la podré decir aproximadamente 50 veces al día. Y en 50 tonos diferentes. Y empleando todas las técnicas. La crianza con apego, con amor, sin amor, la disciplina, con lágrimas, sin lágrimas… Y en todas las notas que tiene el pentagrama… desde contralto a soprano.
-Recoge, por favor. Otro hit.
-Levántate, por favor. Como por las mañanas vamos con el turbo,empiezo a despertarle 15 minutos antes de la hora en laque tendría que levantarse. Le acuno, le mimo… y sigue dormido. Así que hay días que literalmente, con los ojos cerrados aún, lo siento en la mesa a desayunar.
-Vístete. Esta la voy repitiendo como un mantra por toda la casa por las mañanas mientras persigo a mi hija para que se vista, también.
Con curiosidad espero que vayan creciendo para ver cómo se van sustituyendo estas frases por otras… aunque me decía una conocida el otro día, que estas son frases estrella…¡en todas las casas y a todas las edades!