En esta ocasión, los veterinarios de la Clínica Lardy nos cuentan una historia, por desgracia un caso real…

La protagonista

“Hace mucho calor. Voy de camino a esa gasolinera otra vez, a ver si hoy tengo más suerte y encuentro algo de lo que deja la gente en la basura. Además, por suerte,  hay una manguera que pierde agua y puedo beber. Llevo tanto tiempo sin comer que ya ni me acuerdo y esta pata…. ¡cómo duele! De momento me arreglo bien a tres patas, pero estoy muy débil.

Vaya, se ha parado un coche. Dos humanos se han bajado y me están hablando. ¡Se acercan! Me meto en la cuneta a ver si pasan de largo. ¡Vienen hacia mí! Tengo miedo de los humanos, no me han tratado bien últimamente. Me alejo un poco por si acaso. ¡Vienen detrás! Me hablan suavemente y me han tirado comida que cae a mi lado. No sé qué es esto, pero está rico. Tengo hambre, quiero más. Me siguen hablando dulcemente y se acercan. Me echan más comida. Tengo miedo de acercarme a uno de ellos, pero tengo tanto hambre… No me queda más remedio que acercarme. Uno de ellos es una chica; me habla con voz dulce y suave. Parece que tiene buenas intenciones, pero no me fío. Me ha cogido suavemente y me acaricia. No tengo fuerzas para luchar y escaparme. Ya no puedo más. Haré frente a lo que tenga que venir. Sólo espero que sea rápido.

Hace mucho calor. Estamos volviendo del Cabo de Palos hacia un pequeño pueblo de Murcia. La he visto. Es inconfundible la silueta de un galgo. Va a tres patas y por cómo cojea tengo pocas dudas de que tenga la pata rota. Decidimos hacer caso a nuestro juramento Hipocrático como veterinarios y nos paramos. Es una galguita. Es evidente que tiene la pata rota y está en los huesos. Suelto una maldición y nos ponemos manos a la obra. Hay que andar con mucha precaución, no vaya a ser que salga a la carretera. No hay mucho tráfico, es una carretera pequeña, pero los coches van demasiado rápido. Además está paralela a la autovía y si salta hacia allí no creo que tenga muchas posibilidades de sobrevivir y puede causar un accidente serio. Así que la abordamos por la carretera hacia el campo, parece que tiene buen carácter, por lo menos no sale huyendo. Le tiramos comida y le vamos hablando. Le tiramos la comida cada vez más cerca a ver si la podemos coger. Por suerte se ha dejado coger. Está hecha polvo, esquelética y llena de garrapatas. Tiene una fractura en el fémur. La cogemos como podemos y la metemos en el coche. Ya en la casita que hemos alquilado, la metemos sin que nos vea nadie. La bañamos y desparasitamos con lo que tenemos y le damos de comer. Ha devorado hasta el último macarrón con tomate.

Al día siguiente contactamos con varias protectoras, pero están todas saturadas. Además nos enteramos que la protectora municipal está cerrada por falta de fondos e impagos.

Nos pasamos por una clínica veterinaria y un compañero nos facilita el material para un vendaje. De momento es lo único que podemos hacer hasta que nos la llevemos a casa.

La fractura no parece que sea reciente. No hay heridas que señalen un atropello como causa de la fractura, por lo que parece que le han dado un golpe con un palo. No es infrecuente que pase esto a perros abandonados, porque se acercan demasiado a una casa o bar para mendigar y el dueño sale con un palo para ahuyentarla y si le rompe un hueso, pues mala suerte. Otros, son atropellados con un final triste, pero más rápido y con el consiguiente riesgo para la seguridad vial.

Lamentablemente esta es una situación que ha ido a peor con la crisis, sobre todo en centro y sur de España, donde se dan situaciones totalmente tercermundistas con los perros, gatos y otra fauna abandonada.

Hay un problema serio de concienciación social en el que las autoridades competentes no hacen ni el menor caso.

Al factor sentimental hay que añadir un problema de control de enfermedades zoonosicas y un problema evidente de seguridad vial. No hay un control sobre todos estos animales abandonados ni sobre quien los abandona, dándose a veces situaciones realmente dantescas.

Por suerte esta perrita ha tenido la posibilidad de ser operada en la Clínica Lardy, donde se le han dado los mejores cuidados y el cirujano traumatólogo ha hecho un gran trabajo.

Esperamos buscarle una casa pronto.”

Por mi parte, agradecer tanto al veterinario de Lardy que recogió a la galga como al resto del equipo de la misma clínica todo lo que ha hecho y están haciendo por ella. Mil gracias, de corazón, le habéis salvado la vida…

Si tenéis cualquier duda sobre este tema, queréis hacer alguna consulta sobre la salud de vuestro peludito o queréis que los veterinarios de Lardy hablen sobre algún tema en concreto, sólo tenéis que escribir un correo a unomasenlafamiliablog@gmail.com, yo se lo pasaré inmediatamente a ellos y en unos días tendréis vuestra respuesta a través de este blog. Animaos, tantos ellos como yo estaremos encantados de ayudaros.