La consulta para Martín R. Ojeda (*) nos la manda hoy Inmaculada. Su perra tiene 3 años y pese a haber aprendido hace ya tiempo a hacer sus necesidades fuera del hogar, en ciertas situaciones orina en casa, por ejemplo, cuando Inmaculada vuelve a casa al poco de irse por haberse dejado algo o cuando va a su casa alguien que hace tiempo que no ve y la acaricia. Inmaculada, esta es la respuesta de Martín a tu consulta:
“Existen distintas causas para el problema que denominamos “eliminación inadecuada” y que en la mayor parte de los casos consiste en la micción dentro de casa por parte de nuestro perro; aunque existen casos también en que se manifiesta a través de la defecación.
En todos los casos de problemas de conducta un diagnóstico erróneo y por tanto un tratamiento inadecuado puede llevarnos al desastre (de ahí la importancia de elegir un profesional cualificado) y esta situación no es la excepción: tratar el caso desde una perspectiva equivocada provocará el agravamiento y la permanencia del problema.
Como siempre, antes de entrar en cuestiones conductuales, hay que descartar la existencia de problemas de tipo físico en nuestro can que harían innecesario nuestro tratamiento y no solucionarían su problema. Hay enfermedades del tracto urinario, renales, endocrinas y neurológicas que pueden presentar entre sus manifestaciones la eliminación inadecuada, por lo que la consulta al veterinario es el primer paso indispensable.
Descartado el origen orgánico del problema viene, ahora sí, el momento de analizar la conducta y cuál de las posibles motivaciones es la que la produce.
Según lo que se refiere en la consulta la perrita tiene sus hábitos de eliminación bien aprendidos, ya que hace sus cosas fuera de casa y en situaciones normales no se hace dentro. Esto en principio dejaría fuera de la cuestión un tema de aprendizaje inadecuado.
Ahora bien, la cosa cambia cuando la dejas sola y vuelves, para volver a irte, o bien cuando viene gente que hace tiempo que no ve. Vamos a verlos por separado.
1. Los perros son animales “rutinarios”. Con ello quiero decir que, como puede apreciar cualquiera que tenga uno, son capaces de aprender rápidamente nuestro ritmo de vida y saber con antelación (a través de los signos que vamos dando sin darnos cuenta) qué es lo que vamos a hacer, o si salimos o nos quedamos. Dentro de esa rutina, el can se siente cómodo y le veremos tranquilo, más allá de las posibles excitaciones que sienta al momento de ponerle la correa, etc. Sin embargo, la cosa se desestabiliza cuando introducimos cambios, como bien puede ser salir otra vez después de volver a casa, cuando lo normal sería quedarnos. Esta nueva salida puede generar una ansiedad en el animal (si bien el cuadro de eliminación inadecuada por ansiedad presenta concomitantemente otras manifestaciones), o bien un mero impulso de llamar la atención del dueño.
2. Distinto es el caso de la micción cuando viene gente que hace tiempo que no ve y le acarician. Esto parece, a primera vista, estar encuadrado en un caso de eliminación por excitación, si bien hay que señalar que es más común en perros jóvenes que no tienen total control. Aquí se verifica la micción fuera de un sitio concreto y de una postura corporal en particular, ya sea saltando, andando, sentado, etc.
¿Qué hacer?
Pues como primer consejo, intentar eliminar las situaciones que puedan producir la eliminación inadecuada. Sé que nadie está libre de olvidarse la cartera y necesitar volver a casa, pero hay que tratar de que no suceda. El suministro de abundantes ocasiones de hacer sus cosas fueras y las manifestaciones de “cuánto nos gusta” que haga en la calle también serán de utilidad. Y por supuesto, considerando que puede ser una forma de llamar nuestra atención, es vital que no tenga éxito.
Respecto de la micción por excitación, los criterios que aplicas son los correctos. A nadie le gusta (ni a mí mismo, por supuesto) tener que negarle la atención a su perro aunque sea como forma de tratamiento, pero es lo que hay que hacer. Cuanta más atención le presten, más se excitará y se perpetuará el problema. El principio es que si no está tranquila y relajada, es como si no existe. Pero por supuesto, si le enseñamos así cuál es la conducta que no queremos, también tenemos que mostrarle la que sí queremos porque si no, pobrecilla, no sabrá qué hacer. Luego, toda conducta en la que prime la relajación y tranquilidad tiene que ser premiada y reforzada. Evidentemente, de forma que mantenga esa relajación: si ella está tranquila y voy a premiarla saltando y gritando, la excitaré y entonces no entenderá.
Cabe señalar también que en lo que tiene que ver con conseguir tranquilidad y relajación, el ejercicio físico es fundamental.
Como colofón, dos indicaciones. Primero la de siempre: estos consejos están basados en la información que me has brindado y no pueden sustituir la observación y tratamiento por parte de un profesional. Segundo: tú eres el responsable de la educación y bienestar físico y mental de tu perro, y en consecuencia eres quien fija la forma en que el resto de la gente ha de comportarse a su respecto. Sé que sonará bastante borde lo que voy a decir, pero si yo digo que a mi perro no se le toca hasta que esté tranquilo y relajado, no se le toca hasta entonces. Y así tiene que ser con todos. La gente suele tener buena voluntad, pero con eso sólo no se educa y mantiene sano a un animal.”
(*) Martín R. Ojeda es etólogo y adiestrador de Servicios Caninos Integrales
(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.
(***) Tened en cuenta que los consejos se dan habiendo leído el cuestionario rellenado por la persona que hace la consulta, por lo que el etólogo cuenta con muchos más datos de los que aquí se comentan.