Nuestro etólogo canino, Martín Ojeda (*), nos habla esta semana sobre las fobias en los perros. Muchas de las consultas que recibimos pidiendo el consejo de Martín son sobre casos de perros con reacciones derivadas del miedo, por ello nuestro especialista ha pensado que este tema podría interesarnos y yo creo que, una vez más, ha dado en el clavo. Ojo, que no siempre que estamos ante un caso de miedo, tenemos delante una fobia…

“Muchas de las consultas que hemos visto hasta ahora han tratado de perretes que presentaban reacciones de miedo, más o menos controlable, ante diferentes estímulos: tormentas, truenos, ruidos fuertes, gente desconocida, etc. En la mayoría de esos casos mi recomendación ha tenido que ver con un proceso controlado de habituación tendiente a lograr, hablando mal y pronto, que nuestro perro vea que nada malo viene del estímulo conflictivo.

Ahora bien. Existen casos en los que no sólo la respuesta de miedo es a todas luces excesiva, sino que en ellos la habituación no funciona, ya que por más que se presente el estímulo repetidamente sin ninguna consecuencia negativa la respuesta aumenta. En estos casos estamos ante lo que se denomina fobia.

Así pues, podemos definir básicamente a la fobia como aquélla respuesta de miedo excesiva desencadenada por uno o más estímulos concretos, que no reacciona ante un proceso de habituación normal y que puede generar respuestas tales como ansiedad por separación, conductas destructivas, agresividad por miedo e, incluso, la autolesión.

No puede decirse que la cuestión racial sea determinante, pero sí lo son el componente genético, la experiencia previa (incluso los posibles aprendizajes) y, por supuesto, la percepción de cada individuo. En cuanto a la edad, no existe un momento único de aparición del problema: en algunos casos se presenta ya en el período de socialización del cachorro, mientras que en otros casos aparece a los dos o tres años de vida del animal.

¿Cómo nos damos cuenta si podemos estar ante una fobia? Existen diversos síntomas que sirven de indicación, estando entre los más frecuentes: salivación, jadeos, aumento de la vigilancia, aumento o disminución de la actividad locomotriz, temblores, micción, defecación, vocalizaciones y conductas de fuga. Si la reacción es de verdadero pánico, el animal puede incluso lanzarse contra la ventana o la pared.

Veremos próximamente los tipos de fobia que puede haber y cómo tratar cada uno de ellas.”

(*) Martín R. Ojeda es etólogo y adiestrador de Servicios Caninos Integrales

(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.