Los veterinarios de la Clínica Lardy nos hablan esta semana sobre la diabetes en los gatos: cómo detectarla, formas de evitarla, métodos para curarla…
“La diabetes es una endocrinopatía diagnosticada cada vez con más frecuencia debido en gran parte al aumento de la obesidad en la población felina. Normalmente aparece en animales adultos o gerontes, sin diferencia entre sexos. Consiste en que hay un agotamiento total o parcial de las células beta, situadas en el páncreas, que son las productoras de insulina. La insulina es, esencialmente, la hormona que permite que la glucosa ingrese desde la sangre a las células, para que éstas cumplan sus funciones extrayendo la energía que necesitan de la glucosa.
Normalmente lo que el propietario observa en su mascota es que bebe y orina más (tiene necesidad de que se cambie la arena con más frecuencia), está más letárgico, salta a los sitios con menos frecuencia o deja de hacerlo…
Con los gatos tenemos a veces problemas para diagnosticar la diabetes, ya que por el simple estrés de estar en la clínica y sacarle sangre, puede elevársele la glucosa de una manera importante ( hasta 290 mg/dl) y tener glucosuria momentánea, que son las alteraciones que buscamos con las analíticas que les hacemos. Hay veces que los valores están claros pero, con frecuencia, los valores no están tan claros o están en esa zona gris en la que no sabemos muy bien qué está pasando realmente. Esto puede ser debido a que, en el caso de los gatos, puede persistir cierta reserva de función de las células beta del páncreas. Así que, en determinadas ocasiones, necesitamos repetir las analíticas y descartar otros problemas que afecten a la secreción de insulina para poder hacer un correcto diagnóstico.
Relacionado con la diabetes nos podemos encontrar frecuentemente otras patologías como alteraciones hepáticas, pancreáticas y otras endocrinopatías.
El tratamiento consistirá pues en la administración de insulina inyectada en la inmensa mayoría de los casos, ya que los hipoglucemiantes orales tienen un efecto muy limitado.
La insulina debe inyectarse dos veces al día normalmente y tiene que estar relacionada con el peso y la cantidad de comida que ingiere.
Lo que el propietario deberá observar en casa es que la cantidad de agua que ingiere disminuye y la cantidad de orina se va normalizando. Está más activo y alegre. En algunos casos incluso puede revertirse, porque algunas de las células que estaban dormidas, vuelven a producir insulina ellas solas.
En la clínica lo que se suele hacer es un control periódico para ver que la dosis es la correcta y, si no, aumentar o disminuirla en función de las necesidades. Como se ha mencionado antes, puede haber casos complicados y suponer un reto para al clínico ya que podemos tener enmascarada alguna otra patología que empeora y complica la resolución de la diabetes. Es frecuente la corrección de la dosis en diferentes visitas hasta lograr la que se ajusta a cada individuo en particular. A veces incluso hay que cambiar de tipo de insulina o considerar otras enfermedades concomitantes.
En muchos casos, conseguimos un buen control e impedir o retrasar posibles complicaciones derivadas de la diabetes, como por ejemplo las cataratas de origen diabético y que el gato tenga una calidad de vida excelente.
En general, una vez de ajustada la dosis correcta, los gatos diabéticos llevan una vida normal durante mucho tiempo.”
Si tenéis cualquier duda sobre este tema, queréis hacer alguna consulta sobre la salud de vuestro peludito o queréis que los veterinarios de Lardy hablen sobre algún tema en concreto, sólo tenéis que escribir un correo a unomasenlafamiliablog@gmail.com, yo se lo pasaré inmediatamente a ellos y en unos días tendréis vuestra respuesta a través de este blog. Animaos, tantos ellos como yo estaremos encantados de ayudaros.