Todos estamos ya “acostumbrados” a ver por la calle a perros con los rabos o las orejas cortadas simplemente porque pertenecen a determinada raza, por ejemplo, a los bóxer se les corta la cola, a perros como los pitbull o doberman las orejas y el rabo, etc. Siguiendo con estos ejemplos, en el caso del bóxer los motivos son puramente estéticos, mientras que en el caso de los doberman, pitbull y este tipo de razas a este motivo se le añade el de darles un aspecto más fiero.
Otra operación menos habitual, y aún más “caprichosa” si cabe, pero que aunque parezca increíble también se realiza es la cordectomía. En lo que consiste esta operación es en cortar las cuerdas vocales al perro para que no pueda ladrar y, como defienden los dueños de los perros a los que se les ha realizado, “los vecinos no se quejan”.
Los gatos tampoco se libran de los caprichos de sus dueños. ¿Quieres un gato pero no te apetece que te rompa o estropee nada arañándolo? No te preocupes, la desungulación es la solución a tu problema: al gato se le arrancan las uñas de las patas delanteras y arreglado.
Vamos ahora a explicar con más detalle las consecuencias de cada una de estas operaciones en el animal. En el caso de la amputación de orejas y/o rabo, para empezar, es una operación que se debe realizar cuando el perro es un cachorro muy pequeño y debe hacerse con anestesia general, con el riesgo que ello conlleva. Además, al ser una operación, produce heridas que tardan en curarse y durante ese proceso de curación se pueden producir muchos problemas secundarios graves y muy molestos para el animal.
Hasta ahí, el sufrimiento físico del perro, pero a ello hay que añadirle lo que supone esta operación para su socialización con otros perros e incluso para comunicarse con el hombre. Todos sabemos que los perros tienen un lenguaje corporal en el que las partes de su cuerpo más importantes para comunicarse son, precisamente, las orejas y el rabo. Pongamos un ejemplo: un perro con orejas y rabo erguidos puede significar dominancia. Si el perro en cuestión tiene las orejas cortadas, obviamente, las va a llevar siempre erguidas y en la distancia puede provocar confusión en otros perros provocándose peleas innecesarias entre los demás y éste.
Como he explicado al principio, la amputación de las orejas también le da al perro un aspecto más fiero, por lo que, en general, provocará más miedos y rechazo en las personas de la calle.
Podría dar mil ejemplos más, pero creo que con estos se entiende…
Con respecto a la amputación de las cuerdas vocales, creo que sobran ejemplos y explicaciones sobre la repercusión en el pobre animal…
Vamos ahora con el pobre gato al que deciden arrancarle las uñas “para que no estropee nada en casa”. Para empezar, al igual que en el caso de las amputaciones que hemos explicado en los perros, hay que usar anestesia general, con los riesgos que ello conlleva. Con esta operación, al gato se le amputan las uñas y la primera falange de los dedos de las patas delanteras. Además de ser un proceso muy doloroso para el animal, le impide de por vida defenderse, jugar, estirarse, etc. La desungulación tiene consecuencias incluso en el andar del gato, al amputarse el extremo de la garra, el animal se ve obligado a modificar su postura corporal y su forma de caminar (puesto que naturalmente apoya toda la garra y tras esta operación le falta un trozo) lo que puede acabar siendo causa de cojera.
A estas alturas de la vida, todas estas operaciones son legales en todo España excepto en Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía. En el resto de comunidades, todo depende de la moralidad de los veterinarios, muchos se niegan ya a varias de estas prácticas. La asociación Pro-Setter España está recogiendo firmas para pedir que se prohíba en el resto de comunidades autónomas, quieren conseguir 500.000 firmas y por ahora sólo tienen alrededor de 3.500. Necesitan conseguir el resto en tan sólo dos meses. Ayuda a acabar con esta aberración firmando aquí
http://actuable.es/peticiones/prohibicion-la-amputacion-miembros-en-animales-por-3