Esta es Gorri, una setter inglés que, con tan solo 2 años de vida, ya ha vivido toda serie de penurias (abandono incluido y no siendo este lo peor que le ha pasado) y a la que ha habido que sopesar si sacrificarla o si era posible que tuviese una vida digna. Empecemos por el principio…

Los primeros propietarios de Gorri, los que la tuvieron desde su nacimiento, la cuidaron “tan bien” que Gorri sufrió una severa malnutrición, algo que afectó a su crecimiento, provocándole una fractura del cartílago de crecimiento del radio en una de sus patas delanteras, lo que provocó que la parte final de su pata (como si dijésemos el pie y la muñeca), no creciesen mientras que el resto de la pata siguió desarrollándose. Esto hizo que dicha pata se arquease y Gorri andaba completamente “jorobada” con la cabeza mucho más baja que su espalda. Todo esto provocó que Gorri apoyase casi todo su peso en la pata que tenía bien, por lo que dicha pata ha terminado con una artrosis avanzada. Con todo eso, os podéis imaginar los dolores que ha estado sufriendo esta perra…

Bueno, el caso es que un hombre vio en la mala situación que su primer propietario tenía a Gorri y le pidió que por favor se la cediese. Dicha persona aceptó y Gorri pasó a este segundo propietario. Ahí, nuestra protagonista estuvo bien cuidada en cuanto a alimentación y demás, pero nunca fue llevada a un veterinario a que tratase o al menos mirase su problema en las patas. Además, aún en ese estado, el hijo de la familia se llevaba a Gorri a cazar (y nuestra superviviente, sí, cazaba incluso así).

El hombre que pidió a Gorri falleció y su mujer no quiso quedarse nada que le recordase a él y la perra lo hacía, así que nuestra setter acabó en Etxauri. Las Txikas de Etxauri se quedaron alucinadas al ver a la pobre perra así, eso sí, pese a verle una pata totalmente arqueada, andar doblada, etc., Gorri no paraba de correr y mostraba una vitalidad asombrosa.

Una de las radiografías de Gorri

Las Txikas de Etxauri la sacaron de la perrera y comenzaron a buscar especialistas que pudiesen ver el problema de Gorri y les dijesen si tenía alguna solución (una que permitiese que la perra llevase en un futuro calidad de vida). Los especialistas les dijeron todo lo que os he contado más arriba, su problema de crecimiento en esa pata debido a la malnutrición, la artrosis, etc. Les contaron también que la perra estaba sufriendo unos dolores horribles, por una parte por el problema de la pata con la fractura y por otra, por tener que apoyar casi todo el peso en la otra pata, afectada por una artrosis severa. Empezaron a estudiar si era posible que la perra llevase de alguna manera una vida decente, porque si iba a seguir sufriendo, la dormirían, no era justo para Gorri llevar una vida de sufrimiento. Encontraron en Bilbao una casa de acogida para la perra y allí, el veterinario que lleva su caso, les animó a operarla del cartílago de crecimiento: cortarle el radio y ponerle una plaza. El especialista les dijo que la operación era “bastante común”, pero que, claro, era delicada sobre todo por su duro post operatorio, del que iba a depender casi todo: dos meses tras la operación durante los que la perra no puede correr ni hacer un montón de cosas o echará a perder el resultado y será el fin, puesto que esta operación no puede repetirse (una vez cortado ya el radio, no se puede cortar más) y entonces sí que habría que sacrificarla.

Dicho veterinario les dijo que veía muchas posibilidades en la perra y respecto a su calidad de vida futura si salía bien, les aseguró que ganaba muchísima: por una parte caminar en una postura correcta (aunque, claro, esa parte de la pata queda rígida y no puede doblarla, pero ella iría recta) y le evitaría los grandes dolores que sufre en la pata de la artrosis, ya que empezaría por fin a dividir el peso entre ambas patas.

Gorri ya operada en su casa de acogida

Tras mucho darle vueltas, las Txikas decidieron operar a Gorri, nuestra campeona fue operada el martes de la semana pasada y la operación ha sido un éxito. El jueves volvió a su casa de acogida. Ahora queda lo más duro y definitivo: el post operatorio. A Gorri ha habido que cortarle una de sus patas a la altura de la muñeca en la línea de crecimiento. Se le ha implantado una placa de titanio junto con tornillos. Todo ello deberá de soldarse al hueso y, en ese proceso que durará aproximadamente dos meses, no podrá saltar, correr, hacer esfuerzos ni excesos. Deberá ir siempre atada en los paseos, que deberán ser cortos para no forzar su pata.  Todo éste proceso es extremadamente importante, ya que no habrá posibilidad de volver a operar si algo saliera mal. Realmente lo duro empieza ahora, puesto que su vida, después de la operación que acaba de pasar, sigue dependiendo de éste proceso.

Pero, además de a su familia de acogida para ayudarla en ese post operatorio, Gorri nos necesita a todos nosotros… Operarla ha costado 1000 euros (solo la operación, sin incluir las pruebas previas, medicación previa y posterior, las pruebas que habrá que seguir haciéndole) y las Txikas no han podido hacerse cargo, así que de momento está sin pagar.

¿Ayudamos entre todos a esta operación que ha salvado la vida de Gorri? Puedes hacerlo de dos maneras:

–          Ingresando tu aportación en BANCO SABADELL 0081 7547 75 0001234830 Iban ES87 0081 7547 75 0001234830 BIC BSA BESBB – ASOCIACIÓN TXIKAS DE ETXAURI (Poner en Concepto: GORRI)

–          Mediante Paypal: miriamidea@gmail.com

–          Participando en un sorteo organizado por las Txikas de un fin de semana en una casa rural de La Rioja (más información pinchando aquí).

¡Vamos, Gorri nos necesita! ¡Las Txikas de Etxauri nos necesitan! ¿Vamos a dejarles solas en esto?

Ahí va un vídeo con Gorri pocos días después de ser operada, para que veáis lo bien que camina ya y una galería de fotos con su evolución (llegada a la perrera de Etxauri, día de su salida, en su casa de acogida antes de la operación, en su casa después de la misma…):