La historia de Rufo tiene tela. Quizá algunos ya la conozcáis porque se habló sobre ella hace unos días en un programa de la emisora Punto Radio. Os cuento la historia completa para los que no la hayáis oído.

Rufo es un perro de Lleida. El perro llegó a la protectora Amics dels Animals de la Noguera hace dos años llevado por los bomberos. Lo habían encontrado en un pozo de 2,5 metros sellado (por lo que obviamente no pudo haberse caído él allí dentro) y con las patas atadas (para que no pudiese salir de allí y por si quedaba alguna duda de si había caído ahí él por accidente…). En la protectora vieron que Rufo llevaba chip, cuando consiguieron contactar con el dueño, dos meses después de haber encontrado a Rufo, le dijeron que si quería recuperar el perro tenía que pagar los gastos de manutención del mismo en los dos meses que había estado en la protectora, de lo contrario, debía cederles la propiedad del mismo. Esto lo hicieron sabiendo que el dueño se negaría a pagarlo y preferiría cederles el perro , efectivamente, así fue. Lo triste es que “gracias” a la ley de protección animal, el dueño de Rufo no tuvo ninguna sanción más allá de quedarse sin el perro, algo que está claro que le importaba bien poco. A la protectora Amics dels Animals de la Noguera le sigue doliendo que no se pagase lo que le hicieron al pobre Rufo…

A los pocos días de llegar al refugio, a Rufo le dio una embolia y no podía mover las patas. Le hicieron pruebas para descartar que tuviese algún problema de columna y ahí descubrieron que lo que había sufrido era una embolia. Estuvo en una casa de acogida hasta su recuperación y actualmente se encuentra muy bien, aunque le han quedado unos “andares de borrachín” como secuela, nada serio. Rufo corre y juega perfectamente con sus compañeros.

Lo increíble de todo esto es que a Rufo no le ha quedado ni una secuela psicológica de todo esto, al contrario, el perro sigue confiando en el ser humano como si nada de esto hubiese sucedido. Es un perro cariñosísimo y super obediente. Por eso, a los trabajadores del refugio en el que vivía Rufo les daba pena que éste no conociese el calor de una familia.

Se contó la historia de Rufo hace unos días en Punto Radio, como os comentaba al principio de este post, y ahí empezó lo que nadie esperaba… En ese programa de radio, se hizo una petición: una familia para Rufo. Nadie tenía muchas esperanzas puesto que Rufo tiene sobre los 8 años y, pese a que es probable que le quede mucha vida por delante, todos los que nos movemos en este mundillo de las adopciones sabemos que a partir de cierta edad es más difícil encontrarles familia. Pues con Rufo ocurrió el milagro que nuestro superviviente nato merecía y tan solo unos minutos después de haberse contado su historia en la radio, llamó una persona interesada en adoptarlo.

Todos los que estábamos pendientes del caso de Rufo no podíamos ni créernoslo. Esa persona era Mikel, un chico de Rentería que nos contaba que su madre había escuchado la historia. A Mikel se le puso en contacto con una responsable de la protectora y el milagro se hizo aún más grande: Mikel y su novia no sólo se interesaron en adoptar a Rufo, sino que se ofrecieron a ir ellos mismos hasta Lleida a buscarlo.

Y así fue, dos días después de contarse la historia en la radio, Mikel y su novia, Alazne, salían hacia Lleida a buscar al que sería a partir de ese día el nuevo miembro de su familia.

Mikel me cuenta que antes de Rufo han tenido otros perros, siempre adoptados o rescatados de alguna camada no deseada. Ahora Rufo vive feliz con esta pareja y con una hermana “gatuna”, Kattalin, de 12,5 años, adoptada en la Protectora de Gipuzkoa.

Este caso es un claro ejemplo de que no hay que perder la esperanza, al igual que apareció un ángel para Rufo no hay que desesperar con otros animales que siguen buscándolo.

Desde aquí, no me cansaré, Mikel y Alazne, de daros las gracias por darle a Rufo la oportunidad de conocer por fin todo lo que merece tener, un hogar, una familia y todo el cariño que sé que ahora no le falta.

Rufo está además siguiendo un tratamiento con flores de Bach, algo sobre lo que os hablaré en el próximo post.

¿Qué mejor manera de despedir este post que con una foto de la familia al completo? Aquí tenéis a Rufo en su nuevo hogar con Mikel, Alazne y Kattalin: