La consulta de hoy para Martín R. Ojeda (*) nos la envía Merçè. Nos cuenta, entre otras cosas, que su perro defeca y micciona en casa a menudo cuando ella se va o cuando, simplemente, no tiene acceso a donde está ella y le pregunta a Martín si podría ser ansiedad por separación. Ahí va la respuesta de Martín:
“Ya se ha dicho en más de una ocasión que el perro es un animal gregario y social; condiciones que hacen que lo natural para ellos sea la vida en grupo y por tanto sea allí donde se sienten cómodos. En tanto nosotros formamos parte de ese grupo –ya hablaremos otro día en calidad de qué- , es lógico y normal que a nuestro perro no le cause ninguna gracia que le dejemos sólo. Será pues nuestro trabajo no fomentar un hiperapego de su parte hacia nosotros, y enseñarle que es una situación que se repetirá con cierta frecuencia y que debe tomar con “normalidad”.
La denominada “ansiedad por separación” forma parte de un grupo de alteraciones conductuales que se denominan Trastornos relacionados con la separación del dueño, que representan actualmente entre el 20 y el 40 por ciento aproximadamente de las consultas de etología clínica. Y es en el propio nombre donde radica el primer dato importante a tener en cuenta: dice separación del dueño y no ausencia, porque este tipo de problemas no se da solamente cuando el dueño no está en casa, sino en toda situación en la que el perro no tiene acceso a él, por ejemplo, por estar encerrado en la habitación contigua.
La manifestación de este trastorno se da a través de conductas determinadas, tales como: conducta destructiva, eliminación inadecuada, paseos interminables de un lado a otro, ladridos y lloros, y que en casos graves pueden llegar incluso a automutilaciones, dermatitis por lamido, etc.
Existen diversos factores que predisponen a un animal a padecer trastornos relacionados con la separación, entre los cuales se pueden citar:
– Socialización incompleta: el período de socialización de un cachorro termina a los tres meses de vida. En ese lapso la madre enseña al cachorro muchas pautas de vida, entre las cuales está el tener un cierto grado de independencia;
– Perros demasiado dependientes del dueño: es una situación común a la que nosotros contribuimos en gran medida, y que puede verse potenciada si la socialización se ha visto prematuramente interrumpida;
– Largos períodos que pasamos con el perro (ej. vacaciones), que llegan a su fin: el animal se ha acostumbrado a estar constantemente a nuestro lado y, de repente, no tiene acceso a nosotros.
Analicemos ahora la consulta en particular. Tenemos un cachorro que fue separado de su madre como tarde cuando tenía 9 semanas, con un único miembro humano en su grupo de quien pasa gran parte del día separado y hacia quien siente un enorme apego (la “histeria” que refieres al saludar es significativa), y que ha pasado a hacer sus necesidades en más sitios dentro de la casa después de un período vacacional. Si miras el párrafo anterior…llevamos tres de tres.
Pero avancemos un poco más. Al principio le dejabas en la terraza cuando salías, y allí hacía sus cosas. Luego pasaste a dejarle en el garaje, y la situación se mantiene. Incluso se hizo en la terraza una vez que estabas en casa, aunque él estaba encerrado. Está claro que no es un problema de aguante sino que el denominador común está, como decíamos al principio, en la falta de acceso a ti ya sea porque no estás o porque no puede llegar por estar del otro lado de la puerta.
Tu pregunta es si estamos ante un caso de ansiedad por separación o si hace falta un proceso de reeducación. Mi respuesta, siempre basándome en lo que dices en el cuestionario y dejando en claro que nada puede sustituir a la observación in situ, es: ambas.
En primer lugar, en lo que motiva a la consulta en sí, podría tratarse perfectamente de un caso de trastorno relacionado con la separación del dueño. Esto aunque no lo parezca es una buena noticia, porque son casos de buen pronóstico, aunque requieren mucho trabajo por parte del dueño en cuanto a ejercicio, cambios de rutina, desafíos de tipo mental al perro, etc. Pero evidentemente el bienestar de nuestro peludo lo merece.
En segundo lugar, en lo relativo a la desobediencia a las órdenes que refieres, creo que está claro que el proceso de enseñanza está sin terminar. Que el perro obedezca la orden de llamada cuando le apetece no es ni más ni menos que la situación normal de cualquier animal, ¿verdad?
Mi consejo como especialista es que te pongas en manos de un profesional para que te oriente y ayude en la forma correcta de tratar el problema y así mejorar tu calidad de vida y la de tu perrete.”
(*) Martín R. Ojeda es etólogo de Servicios Caninos Integrales
(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.
(***) Tened en cuenta que los consejos se dan habiendo leído el cuestionario rellenado por la persona que hace la consulta, por lo que el etólogo cuenta con muchos más datos de los que aquí se comentan.