El ordenador de casa se había convertido en una tierra de nadie. Debido a mi audaz desafecto por la tecnología había pensado que alguien de la familia con más gusto por el software se ocuparía de mantener la computadora en buen estado. Vamos, que llamar al informático no entrara en mis negociados. Presidencia de la comunidad. Coladas. Terraza y plantas. […]