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Ion Urrestarazu

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Visita del presidente de Portugal Bernardino Machado (1917).

VISITA DEL PRESIDENTE PORTUGAL

BERNARDINO MACHADO

Hace 100 años de la visita del presidente de Portugal Bernardino Machado. A las 10 de la mañana, del 10 de octubre de 1917, llegó en tren especial a San Sebastián el presidente de la República de Portugal, Bernardino Machado, acompañado de su séquito.
“El presidente de Portugal en España don Bernardino Machado (1), jefe del estado portugués, al llegar a San Sebastián, en cuya estación fue recibido por nuestro monarca Alfonso XIII (2) y las autoridades”. Foto Ramón Alba. ABC.

LA LLEGADA 
A partir de las nueve y media de la mañana, comenzaron a llegar a la estación del Norte los coches y automóviles que conducían a las autoridades y personalidades invitadas al recibimiento del presidente Machado. Entre los presentes, se hallaban el ministro de Estado, marqués de Lema; el vicepresidente de la Diputación, Laffitte; el diputado provincial, Zulaica; el gobernador civil, conde de Artaza; el gobernador militar, Martínez Anido; el presidente de la Audiencia; el alcalde de San Sebastián Laffitte; el secretario de la delegación portuguesa; el director general de Seguridad, general La Barrera; el agregado militar de la embajada rusa; Paulino Caballero; Marqueze; el hijo del cónsul de Portugal—en representación de su padre—; el secretario del gobierno civil, Pastrana; el introductor de embajadores, Heredia; el ministro de Jornada, Palacios, varios agregados de las embajadas aliadas, muchas personalidades civiles y militares. También la prensa estuvo presente en el acto.
Se habían adoptado grandes medidas de seguridad—seguramente en prevención de sucesos como el intento de Huelga Revolucionaria ocurrido durante ese mismo verano—. En el interior de la estación había fuerzas de la Guardia civil y una compañía del regimiento de Sicilia, en traje de media gala, con bandera y música. No eran las únicas medidas de seguridad: en los extremos del puente María Cristina guardias civiles a caballo hacían guardia; mientras que en los alrededores de la estación fuerzas del Cuerpo de Seguridad acordonaban la zona.
A las diez menos cuarto, llegaría el capitán general de la región, marqués de Valtierra que, en seguida, revistó a las tropas allí presentes. Pocos minutos más tarde, también llegaría la comitiva de la Casa Real. El rey Alfonso XIII—vestido de capitán general, con casco—, venía acompañado del marqués de la Torrecilla, el marqués de Viana, el general Huertas y el coronel Querol. Una vez en el interior de la estación, el rey saludó a los allí presentes y revistó a la compañía del Regimiento de Sicilia. Alfonso XIII felicitó al capitán Saldaña, que mandaba la compañía, y al teniente coronel Enrique Masdeu Juliá, que mandaba dicho regimiento, “por el brillante estado en que se había presentado el piquete”. Hasta la llegada del tren, el monarca se entretuvo charlando con diferentes personalidades, en especial con el agregado militar ruso, vestido con el uniforme de capitán del ejército del Zar, y en advertir a las autoridades que les presentaría al presidente Machado, por lo que debían colocarse de acuerdo a su jerarquía.
A las diez, justo como se esperaba, llegó en tren especial del presidente de la República de Portugal, Bernardino Machado, acompañado de su séquito. Cuando entró en agujas, las fuerzas de Sicilia le rindieron honores y la banda interpretó el himno de Portugal. El presidente asomó la cara por una ventanilla y todas las personalidades presentes en el andén se descubrieron.
El presidente Machado descendió del vagón, sombrero en mano, y fue saludado efusivamente por el rey Alfonso. Luego, ambos pasaron a revistar la compañía del regimiento de Sicilia. Posteriormente, el presidente saludó a las autoridades españolas y a presentar a su séquito, entre los que destacaban: el presidente del consejo de ministros, Alfonso Costa; el ministro de Negocios Extranjeros, Soárez; el secretario general de la Presidencia, Barreto; el ministro de Portugal en España, Vasconcellos; el marqués de Gonzalvo, puesto a las órdenes del presidente para acompañarle durante su permanencia en España; el agregado militar español en Portugal, Almeida; el secretario particular de Alfonso Costa, Santos Taboada; Arturo Costa, hijo del Presidente del Consejo; D’Angelo Voz; el agregado militar español en Lisboa, el marqués de Camarena y varios periodistas y fotógrafos que les acompañaban. Tras las presentaciones, la compañía de Sicilia desfiló ante ellos, y, al pasar frente al presidente la bandera, Machado, que se hallaba descubierto, elevó su sombrero a modo de saludo.
Organizada en varios coches, la comitiva se trasladó al hotel María Cristina. Muchos curiosos presenciaron la escena. Una vez en el hotel, los portugueses se retiraron a sus habitaciones para cambiarse de ropa y descansar un poco. Mientras, el rey Alfonso, marchó al palacio de Miramar.
“El presidente Machado en San Sebastián. D. Bernardino Machado (1) con el presidente del consejo de ministros de Portugal, Alfonso Costa (2) y acompañamiento, ante el monumento de la reina doña María Cristina”. Foto Ramón Alba. ABC.

DE PASEO POR SAN SEBASTIÁN 
Hacia las once, el presidente Machado salió del hotel para darse un paseo por la ciudad—. Mientras salía, en la terraza, se encontró con un grupo de periodistas a los que saludó, y dijo: “He aquí al cuarto poder. Ustedes querrán que yo les diga alguna cosa. Pues deseo decirles que estoy sumamente complacido por las demostraciones afectuosas que he recibido desde que entré en España”. Confirmó que estaba satisfecho del viaje, pese a su brevedad, y que le agradaba que la entrevista con el rey Alfonso se hubiera realizado en San Sebastián, población que ya conocía y que le gustaba.
Tras charlar con los periodistas, montó en un coche de la Casa Real y se dispuso a dar una vuelta por la ciudad. En varios vehículos marchó la comitiva portuguesa, acompañada por el gobernador civil Artaza y el alcalde Laffitte. El primer lugar visitaron el parque de Alderdi-Eder, donde contemplaron el mar desde el voladizo y el ya desaparecido monumento del centenario. Según el diario “La Información”, elogiaron el monumento, en especial la también desaparecida estatua de la reina María Cristina. Luego se dirigieron al Paseo Nuevo, todavía en construcción, que también fue alabado y, luego, marcharon al monte Igueldo.
Mientras ascendían a Igueldo, se encontraron en la carretera con el rey Alfonso, que subía a pie acompañado de su secretario particular, Emilio de Torres. No le llegaron a saludar porque no le reconocieron.
Ya en Igueldo, Machado visitó las dependencias del Casino y admiró las vistas. En el restaurante, el alcalde Laffitte obsequió a todos los presentes con un lunch. Cabe destacar que, en el tema de la bebida, lo hicieron de la siguiente manera: los españoles tomaron Oporto y los portugueses bebieron Jerez. En el brindis, Machado levantó su copa haciendo votos por la prosperidad de ambas naciones y, cómo no, de la ciudad de San Sebastián, “su ciudad ideal”. El alcalde Laffitte, agradeció lo dicho y brindó, recíprocamente, por Portugal. Machado se despediría de Laffitte cordialmente, asegurándole que, cuando le fuese posible, a la vuelta de su viaje a Francia, volvería a San Sebastián a pasar “dos o tres días”.
Cuando la comitiva portuguesa iba a abandonar el monte, el introductor de embajadores Heredia les presentó a la marquesa de Lema, que estaba casualmente de paseo por la zona.
De Igueldo bajaron otra vez a San Sebastián, pasearon por la parte vieja, el boulevard, el paseo del árbol de Guernica y los alrededores de la Diputación. A eso de las doce regresaron al María Cristina, para volver a salir en automóvil a almorzar en el palacio de Miramar.
El presidente Machado en el monte Igueldo. Museu da Presidencia da República.
ALMUERZO EN MIRAMAR 
A la una del mediodía, el rey Alfonso obsequió a Machado con un almuerzo íntimo en el palacio de Miramar. No estuvieron solos, también estuvieron las reinas Victoria Eugenia y María Cristina; el presidente del Consejo, Alfonso Costa; ministro de Estado, marqués de Lema; ministro de Negocios Extranjeros, señor Soárez; secretario general de la Presidencia, Barreto. ministro de Portugal en España, señor Vasconcellos; el diplomático marqués de González, á las órdenes del Presidente, mientras su permanencia en España; introductor de embajadores, Emilio de Heredia; marqués de Viana; príncipe Pío de Saboya; ministro de Jornada, Palacios; marqués de la Torrecilla; jefe superior de Palacio, general Huertas; teniente coronel, marqués de Camarena, agregado militar de la Embajada en Lisboa; el secretario del rey, Emilio María Torres; coronel Querol; duquesa de San Carlos; la marquesa de Salamanca; el marqués de Castel-Rodrigo; los generales Huerta y Carranza, y otros invitados.
Hacia las tres, una vez terminado el almuerzo, que discurrió con cordialidad, la comitiva portuguesa se despidió de la familia real y marchó al hotel María Cristina, acompañados de los marqueses de González y Camarena y el introductor de embajadores Heredia, para prepararse para reanudar el viaje a Francia.
“El viaje del presidente Machado el jefe del estado portugués (1) y el presidente de su consejo de ministros (2), acompañados del ministro del estado español, Marqués de Lema (3), y el instructor de embajada, Marqués de Heredia (4), al salir del Hotel, en San Sebastián, para seguir su viaje a Francia”. Foto: Ramón Alba. ABC.
VIAJE A FRANCIA 
A las 15:30, tras cambiar de traje, se dispuso a partir para Francia la comitiva portuguesa. Machado se entretuvo algunos minutos en conversar con el marqués de Lema, mostrándole el agradecimiento por las atenciones recibidas durante la corta estancia en San Sebastián. En la terraza del hotel se despidió de los periodistas con una amable sonrisa y una inclinación de cabeza. En los alrededores del hotel se congregaron bastantes personas para despedirse del presidente. Tras esto, y en tres autos pertenecientes al palacio de Miramar, la comitiva marchó a Hendaya. Con ellos iba el gobernador civil, conde de Artaza, y el agregado militar de España en Lisboa, teniente coronel, marqués de Camarena.
Llegaron a Irún a eso de las cuatro menos cuarto, entraron por la entonces nueva Avenida de Francia, al final de la cual y a la entrada del puente sobre el Bidasoa, les esperaban para saludarles el alcalde de Irún, León Iruretagoyena; el primer teniente de alcalde, don Blas Echegoyen; el jefe de la Sección de Vigilancia gubernativa (policía), el capitán de la Guardia Civil y algunas personalidades más. El coche del presidente paró en medio del puente y de él se apeó el gobernador civil, el marqués de González y personal diplomático, que regresaron á San Sebastián. Tras esto, los vehículos cruzaron la frontera.
Una vez llegados a Hendaya, fueron recibidos por el general Debas, miembro del cuarto militar del presidente de Francia, Poincaré; un oficial de Marina; el prefecto y el subprefecto de Pau; el subprefecto de Bayona; el alcalde y el jefe de policía de Hendaya; el agregado militar de la embajada francesa en Lisboa, el embajador de Francia en Portugal, que vino desde París para acompañar al presidente; un hijo de Alfonso Costa, que era oficial del ejército expedicionario portugués; el cónsul general de Portugal en Bayona; el agente consular de Francia en Irún, Mr. Ramillon, y distintas personalidades, así como numeroso gentío. Una compañía de infantería del 49º regimiento de línea, con música, rindió honores al presidente Machado.
Tras los saludos, el presidente portugués se subió al tren presidencial, compuesto de cinco coches y enviado exprofeso por el presidente Poincaré. En el coche-salón, el presidente conversó con las autoridades francesas, mientras se disponía la salida del tren, el cual salió con 25 minutos de retraso, a causa del retraso del tren español que traía el equipaje. A las cuatro y media, el presidente de Portugal partió en tren especial hacia París, siendo ovacionado por los ciudadanos de Hendaya. El presidente Machado viajaría directamente hasta Verdún, donde se esperaba que llegase al día siguiente hacia las ocho de la mañana, y recorrería el frente de batalla acompañado de Alfonso Costa. El periplo por Francia iba a durar una media de quince días.
ION URRESTARAZU PARADA
FUENTES:
  • Diario Vasco 1916-1919. Miércoles 10 de Octubre de 1917. Pág. 1.
  • El Pueblo Vasco. Miércoles 10 de Octubre de 1917. Pág. 1.
  • La Constancia: diario íntegro fuerista. Miércoles 10 de Octubre de 1917. Pág. 2.
  • La Información: diario independiente. Miércoles 10 de Octubre de 1917. Pág. 1.
  • La Voz de Guipúzcoa. Miércoles 10 de Octubre de 1917. Pág. 1.
  • El Liberal Guipuzcoano: diario de la tarde. Miércoles 10 de Octubre de 1917. Pág. 1.
  • ABC. Miércoles 10 de octubre de 1917. Págs. 11 y 12.

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Un donostiarra curioso de su ciudad, entretenido en observar, desde sus ojos de peatón, todo el entorno que le rodea. Porque hay algo más allá que la bahía y la gastronomía, mostraré con todo lujo detalles, las anécdotas y curiosidades que ayuden a ampliar vuestro conocimiento

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