Hace 80 años, la Villa de Alza dejaba de existir. El artículo de hoy, que nos narra los pormenores que esconde esta historia, es muy especial, ya que es un extracto del libro “Altza durante la Guerra Civil Española” (AHM, 2020), trabajo de nuestro redactor Ion Urrestarazu Parada. Libro que, por desgracia, dadas las actuales circunstancias de la epidemia, ha tenido que posponer su presentación al público. Y viendo que hay voces que claman por su lectura, aunque sea la de una pequeña parte, aquí les dejamos un extracto del mismo.
EL FINAL DE LA VILLA DE ALZA:LA FUSIÓN CON SAN SEBASTIÁN
ION URRESTARAZU PARADA
Los intentos del Ayuntamiento de San Sebastián por anexionarse Altza se remontan al 15 de abril de 1879, fecha en que el Ministerio de Gobernación resolvió dar la independencia a Altza, tras un proceso iniciado, precisamente, por el ayuntamiento de San Sebastián para intentar eliminar la autonomía de la Población de Altza dentro de la capital. En 1914, el ayuntamiento donostiarra volverá a intentar la anexión. Al año siguiente, el 31 de octubre, el proyecto será sometido a votación popular, resultando que, de los 568 vecinos de Altza con derecho a voto, 228 votaron en contra, siendo solo 5 los que lo hicieron a favor. En 1917, el Ayuntamiento de San Sebastián volvió a la carga, fracasando nuevamente, esta vez a causa de la oposición surgida en el seno de la propia corporación a causa del resultado del referéndum de 1915. De 1923 a 1925, el municipio donostiarra remitió una propuesta que no fue atendida. Hasta el final de la guerra civil no volverá a retomarse el tema.
El 16 de marzo de 1939, el Ayuntamiento de San Sebastián propuso al de Altza, la creación de comisiones para estudiar un posible acuerdo de “fusión”, además de una lista de ventajas ante tal acuerdo –principalmente obras públicas–. Pocos meses más tarde, el 28 de junio, el alcalde Silva remitirá al Ayuntamiento de San Sebastián la lista de nombres de los candidatos para formar la comisión. Tras una serie de reuniones, las comisiones acordarán los términos de la fusión, entre los que destacaban el apropiamiento de San Sebastián de todo lo relacionado con Altza, la conversión de la localidad en el distrito de Alza-Buenavista y la realización de obras públicas. Al margen de la promoción de las anexiones municipales por parte del Régimen, esta última cuestión será la principal razón para que Altza fundamente su anexión con San Sebastián. En cuanto a San Sebastián, la principal necesidad será la de expandirse, para asentar a los obreros migrantes que trabajan en la industria, además de tener acceso a la bahía de Pasaia; y no será este el único proyecto de fusión en el que participe: también trabajará para fusionar Astigarraga y Pasaia, no consiguiendo abarcar este último. En cuanto a la fusión con Altza, el acuerdo definitivo será firmado el 15 de noviembre, bajo los requisitos legales del art. 6º apartado 2º de la Ley Municipal y el art. 19 del reglamento de 2 de julio de 1924. El acuerdo se dio a conocer por ambos ayuntamientos y fue publicado en el Boletín Oficial de la provincia, antes de que surgieran protestas por parte del vecindario. Protestas que aflorarían en la sesión del Ayuntamiento de Altza del 27 de diciembre, en la que se presentó un escrito firmado por 120 personas manifestándose en contra de la fusión, y que sería desestimado por todos los concejales, a excepción del concejal Anselmo Zugasti, que no estaba de acuerdo con cómo se estaba tramitando el expediente. No serviría de nada. Finalmente, los ayuntamientos elevaron al Gobierno Civil el expediente del acuerdo, que a su vez sería elevado al consejo de Ministros, que lo aprobaría en la tarde del 9 de marzo de 1940.
Llegado el mes de abril de 1940, Altza se prepara para el que va a ser su último día como villa. Hay que decir, por desgracia, que no se ha podido disponer de testimonios de ciudadanos que hubieran vivido el acto de la fusión. En cambio, la prensa de época y unas pocas fotografías son la únicas fuentes con las que se puede contar. Según los diarios, el 6 de abril de 1940, la corporación municipal altzatarra, acompañada de la banda de chistularis, llegó al límite de la villa, junto a la casa Txanparrene, en Intxaurrondo, donde fueron recibidos por el alcalde donostiarra Paguaga, junto con su corporación. También estaba presente el presidente de la Diputación y jefe provincial del Movimiento Elías Querejeta, como representante del gobernador civil. El alcalde de Altza, Antonio Silva, pronunció unas palabras “cordiales y patrióticas”, que fueron contestadas por el alcalde de San Sebastián, Antonio Paguaga, diciendo que el “acto constituía la realización del deseo del Caudillo y del Gobierno de procurar el engrandecimiento patrio por el engrandecimiento de los municipios”. Tras él, el presidente Querejeta, siguiendo el hilo de las palabras del alcalde donostiarra, manifestó que “la unión de Alza a la capital de la provincia tiende al engrandecimiento de España y levantarla tan alto que su bandera se una a la Cruz de Cristo”. Después de los breves discursos, bajo la música de la Marcha de San Sebastián interpretada por la banda de chistularis, el alcalde Paguaga procedió a cortar con un hacha la cinta que separaba ambos términos municipales. En el momento preciso del corte la banda de música interpretó el himno nacional, y alcalde y ex-alcalde se abrazaron, sucediéndose las ovaciones y los vivas, habiendo además chupinazos y cohetes. Tras esto, la comitiva marchó a Casa Martillun, para celebrar una comida. En la tarde de ese día, los altzatarras celebraron festejos populares, que prosiguieron al día siguiente junto con una solemne función religiosa.
Altza, convertido ya en un nuevo distrito donostiarra, como ya se ha dicho, será reorganizado bajo la denominación de Alza-Buenavista, siendo elegidos en acuerdo municipal y con el visto bueno del gobernador civil, dos concejales –Fidel Corcuera y Victoriano Roteta– para representarlo en el seno del Ayuntamiento de San Sebastián. En cuanto a lo que fue el resto de la posguerra para Altza, no hay mucha diferencia con el resto del país: sufrirá la escasez, dándose los fenómenos racionamiento y del contrabando, con las respectivas sanciones. El futuro tampoco es un misterio: el lento caminar hacia el final de la posguerra, las nuevas oleadas migratorias atraídas al calor de la industria portuaria y los grandes proyectos de obras que se realizarán en la provincia, además del salvaje desarrollo urbanístico que darán por resultado parte del actual aspecto idiosincrático del Distrito Este.