Una instantánea del desfile. Foto Euzkadi Roja.
UNA TAMBORRADA COMUNISTA
Durante la Guerra Civil, en el San Sebastián sublevado no hubo tamborrada alguna. La fiesta, de acuerdo a las circunstancias, se había tornado totalmente religiosa, carente de todo elemento profano. Pero, en un lugar tan distante como Bilbao, algunos donostiarras iban a llevar la contraria, celebrando la tradicional fiesta como se había celebrado hasta entonces.
Un grupo de milicianos donostiarras, pertenecientes a las MAOC (Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas) se habían refugiado en Bilbao tras la caída de Guipúzcoa. Viendo cómo se acercaba la fecha del día de San Sebastián, y padeciendo de morriña, decidieron improvisar una tamborrada. No serían los únicos. Otros lugares de la geografía vizcaína, como Amorebieta, Durango, Guernica, Bermeo o Lequeitio, serían testigos de improvisadas tamborradas.
A las nueve de la mañana del 20 de enero de 1937, salió del cuartel de Santiago Apóstol de Bilbao un grupo de cocineros, barrileros y tamborreros. Recorrieron las calles de Bilbao tocando los clásicos “Iriyarena” y “Tatiago”. Cabe destacar que la comitiva era acompañada por una carroza alegórica de San Sebastián, con una gran concha en la que iba una “lindísima camarada koxkera”.
Aprovechando la coyuntura del desfile, los comunistas realizaron una cuestación pro “Konsomol”—carguero soviético hundido supuéstamente por el “Canarias” el diciembre anterior—, llegando a recaudar, a lo largo del día, ocho mil pesetas.
A las doce del mediodía, la tamborrada llegó al Arenal, donde daría un concierto junto con la banda de las MAOC. La banda tocó algunas obras clásicas vascas, mientras que la tamborrada se dedicó a lo suyo. El concierto tuvo mucho éxito, acudiendo un gran gentío que ovacionó a los músicos.
La tamborrada saludó a diferentes cargos de los departamentos oficiales y al presidente del gobierno provisional de “Euzkadi”, el lehendakari José Antonio Aguirre, que presenció el desfile desde el balcón principal de la Presidencia, en el Hotel Carlton.
El alcalde de San Sebastián en el exilio, Fernando Sasiaín, arengó por radio a los donostiarras que como él se hallaban en Vizcaya. Informó del saqueo realizado por los sublevados en los comercios de los industriales huidos y de la destitución automática de los funcionarios municipales que se quedaron en San Sebastián para servir a los sublevados. El diario “Euzkadi Roja” se lamentó de que no tuviera en su discurso el detalle de dedicar unas palabras a los “gudaris” donostiarras que se hallaban combatiendo en los frentes.
A las siete de la tarde, hubo un baile en los locales del Partido Comunista de Euzkadi de la calle Hurtado de Amézaga. El precio fue de 1 peseta para el “sexo fuerte” y 50 céntimos para las “compañeras”. Estuvo concurrido, acudiendo muchos jóvenes.
Ya de noche, a las diez, terminó la fiesta al son del “Iriyarena” y la “Marcha de San Sebastián”, arriándose solemnemente la bandera de donostiarra.
ION URRESTARAZU PARADA
Aunque de mala calidad, se puede ver a los cocineros y una cantinera. Foto La Gaceta del Norte.