La iglesia del Corazón de María durante la Guerra Civil (1936-1939). | Miradas de un peatón >

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Ion Urrestarazu

Miradas de un peatón

La iglesia del Corazón de María durante la Guerra Civil (1936-1939).

Milicianos anarquistas, posando ante el colegio de los claretianos. Kutxateka.

Milicianos anarquistas, posando ante el colegio de los claretianos. Kutxateka.

 

IGLESIA DEL CORAZÓN DE MARÍA

Un pequeño viaje por la Memoria Histórica

 

Ante el inminente cierre e incierto futuro de uno de los edificios más bellos de Gros, creo que es momento de recordar algunos pedazos de la historia, por desgracia, oscura.

 

EL COMIENZO DE LA GUERRA

El Santuario-Colegio que componen el Colegio Claret y la Iglesia del Corazón de María fueron levantados entre 1925 y 1929, para la orden de los Misioneros Claretianos, que habían llegado a San Sebastián en 1920, y que desde el comienzo se habían dedicado a la docencia. Poco hacía pensar que, pocos años más adelante, dichos edificios se verían envueltos en la vorágine de una guerra civil.

Comenzada la guerra en julio de 1936, los religiosos fueron expulsados del colegio por milicianos de la CNT —vecinos de las cercanas calles del Sagües y San Blas—, bajo la sospecha de que desde él “disparaban contra el pueblo”. Aunque este asunto de los disparos pronto quedó desmentido, aprovechando la coyuntura de la salida de los frailes —que debió hacerse con respeto y sin altercados—, el colegio fue incautado y pasó a convertirse en el cuartel general del movimiento anarquista en el barrio de Gros.

 

LA CHECA DE CORAZONISTAS

Pocas noticias hay sobre lo que ocurría dentro de aquel cuartel. Por ejemplo, se sabe que los anarquistas convirtieron el patio del colegio en una cocina para unos 600 milicianos, y que también fabricaron bombas. Incluso llegó a celebrarse en él un mitin de las Juventudes Libertarias. Pero, por desgracia, el uso del edificio no quedaría en eso, y pronto se ganó el apelativo de checa, a causa de usarse el local para detenciones, algunas de las cuales terminarían posteriormente en asesinatos.

En torno al 23 de julio, último día de la batalla de San Sebastián, en medio de la calle de Miracruz cayó abatido por un disparo el miliciano Ceferino Rey. Cuando sus compañeros fueron a recoger el cadáver, sobre ellos cayeron varios disparos más. Aquello agrió el ánimo de los milicianos que iniciaron rápidamente un registro casa por casa, creyendo que los disparos habían partido del edificio número 10 de la misma calle. No hallando en los pisos altos a los tiradores, procedieron a registrar todo el edificio, encontrando en la bodega a los supuestos autores del homicidio, que fueron detenidos. Una vez en la calle, se les obligó a cargar con el cadáver, aunque a los cien metros de distancia desistieron.

Los dos supuestos francotiradores, los Vila —Juan Vila Zofio, coronel, e Ignacio Vila Campión, estudiante de 16 años de edad, padre e hijo respectivamente—, fueron llevados a la citada checa. A las tres horas de estar detenidos, lograron escapar, aprovechando una supuesta explosión. Los milicianos de la CNT les dieron caza, ejecutándolos frente al cercano edificio del Garaje Universal. Los cadáveres aparecerían posteriormente en el Depósito de Bomberos.

Los Vila no serían las únicas víctimas relacionadas con la checa de Corazonistas. Antonio Castellanos Cámara, un comerciante sin filiación ideológica y domiciliado en la calle Zabaleta, sería detenido por unos milicianos el 16 de agosto y asesinado al lado mismo del Santuario. Además de él, hay que sumar el asesinato de Julián Martínez y la detención de María Sagües y su hijo. De Julián Martínez solo se sabe que fue detenido en el barrio, llevado a Ondarreta y asesinado. Estos últimos datos aparecen en el consejo de guerra sumarísimo contra el cenetista Antonio Uralde, guardia en la checa de Corazonistas, que sería fusilado en 1938 en el Tiro Nacional de San Sebastián, sito en Bidebieta, en la entonces Villa de Alza.

 

EL RESTO DE LA GUERRA E INMEDIATA POSGUERRA

Tras la entrada en San Sebastián de las tropas sublevadas, la comunidad claretiana retornó a sus edificios, tras haber pasado todo aquel tiempo refugiados en casas de amigos y familiares. Por desgracia, tampoco se librarían de la represión reinante. Uno de sus miembros, José Otano, fue detenido y acusado de estar vinculado al partido nacionalismo vasco. Sin juicio previo, sería asesinado el 12 de octubre, en el cementerio de Hernani, durante el llamado Otoño Sangriento.

A partir del 15 de octubre, tras terminarse las reparaciones por la estancia anarquista, el colegio reabrió sus puertas, comenzando así el nuevo curso escolar. Y en diciembre de aquel mismo año, se celebrarían las bodas de oro del superior de la comunidad, Eduardo Gómez. Durante el resto de la guerra, son contadas las noticias que aparecen en prensa, relacionadas con el Santuario-Colegio. Por ejemplo, serán constantes las veladas teatrales realizadas a favor de los soldados heridos en los hospitales de la ciudad. Terminada ya la guerra, el 11 de junio de 1939, en la plazoleta frente al Santuario se celebraría la recepción de la virgen de Covadonga, que “exiliada” en Francia, pasaba por San Sebastián en su regreso a Asturias. Para terminar, y ya en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, el Santuario sería lugar habitual para las misas por los caídos de la División Azul.

ION URRESTARAZU PARADA

Redescubriendo nuestro entorno con lo que miras y no ves

Sobre el autor

Un donostiarra curioso de su ciudad, entretenido en observar, desde sus ojos de peatón, todo el entorno que le rodea. Porque hay algo más allá que la bahía y la gastronomía, mostraré con todo lujo detalles, las anécdotas y curiosidades que ayuden a ampliar vuestro conocimiento

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