Por J. Murcia (Colpisa).Las continuas subidas en el precio de la luz soliviantan a una gran mayoría de consumidores que ven cómo su poder adquisitivo mengua de forma irremediable a medida que avanza la crisis, y que buscan fórmulas de abaratar el recibo. Tras la última reforma eléctrica, una de las medidas más eficaces es contratar el término de potencia adecuado a las necesidades de cada hogar. Y es que una de las órdenes ministeriales incluidas en la nueva normativa contemplaba un cambio en la ponderación de la facturación de los términos de potencia y energía activa, de forma que el primero de ellos cobra más peso en la factura final.
Una medida que penaliza a las viviendas vacías, pero también a los hogares con bajo consumo eléctrico, y especialmente a los que tienen contratada más potencia de la que necesitan. La OCU calcula que, por cada kilovatio (kw) de más contratado, el sobrecoste anual es de unos 50 euros. “Si jamás te ha saltado el ICP (Interruptor de Control de Potencia), o sólo lo hace muy de vez en cuando, es señal de que tienes más potencia de la que necesitas”, sostiene Javier Arranz, responsable técnico en materia energética de la OCU. El coste del cambio no llega a los 10 euros. “En caso de duda, siempre es preferible pasarse a una potencia inferior”, añade Arranz.
Otra opción es la de contratar una tarifa de discriminación horaria, de forma que el consumo en las denominadas ‘horas valle’ (de 10 de la noche a 12 del mediodía) resulta más económico que en el resto del día. Es una opción muy recomendable siempre que se pueda concentrar un 30% o más del consumo de electricidad en ese tramo horario. A ello hay que añadir otras medidas de eficiencia energética más relacionadas con el sentido común: apagar las luces de las habitaciones en las que no se esté, no dejar los electrodomésticos en ‘stand by’, programar el uso de la calefacción o aislar bien las ventanas.