En época de crisis parece que el lujo atrae. Si ponemos la televisión, podemos ver programas donde enseñan casas fastuosas, otros en los que la gran Carmen Lomana habla de sus habitaciones/vestidores, muchos otros sobre viajes con “glamour “(cruceros, trenes con mucho encanto…) Y no digamos de las revistas femeninas cuando hablan de sus imprescindibles: colgantes por 3.000 €, bolsos por 2.500, zapatos por 800 y fundas para el iphone por 400. Y para los muy estresados balnearios, por el módico precio de 500 € habitación doble. ¡Eso sí! con desayuno y jacuzzi incluidos.
Me gusta viajar, ir de compras, comer con mis amigas pero para mí, el lujo es:
– El café que me tomo en casa cuando vuelvo de dejar a mis hijas en el colegio.
– Saborear un par de onzas de chocolate amargo después de comer.
– Leer el periódico el fin de semana en la terraza de casa cuando el tiempo acompaña.
– Pasear por el Parque de Berlín.
– Pasear por La Concha.
– Un baño en el mar.
– Ir al cine.
– Cantar en el coche cuando voy sola.
– Tomar el sol.
– Un bocadillo de chistorra.
– Acariciar a un cachorro de perro.
Ninguno de estos placeres supera los 8€ y la mayoría son gratis. ¿Qué más se puede pedir?
Un atardecer en buena compañía.
PD: Esta semana voy a ir a ver ‘El discurso del rey’. Me la han recomendado mucho. Ya se que lleva un tiempo en cartelera.
Una recomendación literaria (no creo que haga falta decir que un buen libro está siempre en mi lista de placeres): ‘El salón de la embajada italiana’ de la bilbaína Elena Moreno (Edit. Temas de Hoy). “El día que su tía fallece, Carmela, periodista y escritora, rememora la libertad y sofisticación que esa mujer de origen italiano, relacionada con la diplomacia internacional, le quiso inculcar”.
Una canción: La chica de Ipanema. Si la escuchas con los ojos cerrados se saborean todos los placeres.