Hay pocas cosas más curativas que un viaje con amigas. Una vez más, tardo unos días en escribir sobre mi viaje. Funciono así: me paso días leyendo en Internet cosas sobre la ciudad, otros tantos mirando la web del hotel y planeando lo que luego nunca haré: ir al gimnasio que tiene buena pinta, al spa, leer en el saloncito que parece coqueto… Tercer paso: comprarme una guía y además en el idioma del país normalmente porque me creo más cosmopolita y por último, solemos crear un grupo de chat en what´s app para hacernos bromas tontas el grupo de amigas y para preguntarnos por el tiempo, qué llevar, cómo quedar … Es decir, que casi se disfruta tanto con los preparativos que con el viaje y sin embargo, a la vuelta, necesito unos días para poner orden mental y poder contar el viaje con un mínimo de gracia e interés.
El tiempo no acompañó, llovió a mares pero lo suplimos con buen humor. Burdeos es una ciudad de un tamaño muy manejable, como siempre digo a la vuelta de mis viajes, una ciudad que tiene un río ya gana puntos para mí. El Garona parece algo turbio pero dicen sus habitantes que no está nada contaminado, que el pescado es excelente y la verdad que comimos muy bien y siempre con un buen vino de la región.
Es una ciudad con muy buen comercio y si tengo que elegir, me quedo con su estupenda librería Mollat donde mi amiga Marisol y yo, una vez más nos perdimos una hora hasta que vino a rescatarme de entre ese paraíso de libros para invitarme a una Coca Cola porque estaba medio mareada.
Uno de los días nos fuimos a visitar Saint Émilion, un lugar Patrimonio de la Humanidad, con fascinantes iglesias románicas y ruinas que se dispersan a lo largo de calles estrechas e inclinadas. La ciudad fue bautizada por el monje Émilion, un confesor viajero, que se estableció en una ermita excavada en la roca aquí en el siglo VIII. Fueron los monjes que lo siguieron quienes comenzaron la producción comercial de vino enla zona. Visitamos uno de los numerosos châteaux aprovechando unas jornadas de puertas abiertas y fuimos “rescatadas” por un hombre amable pero poco hablador el grupo de siete en un día terriblemente lluvioso, y devueltas a la estación de tren, porque el último autobús que hacía la ruta turística había pasado antes de la hora.
En el avión me tocó sentada al lado de un enólogo muy interesante que me estuvo hablando de las viñas, de la vida en esa zona, de sus hijas, su divorcio, su pasión por la lectura… y una se da cuenta que hay personas que disfrutan de una charla con un desconocido al que seguramente no volverán a ver porque uno cuenta y escucha cosas que tal vez a alguien más cercano jamás contaría… Yo disfruté de esa conversación y tal vez si que volvamos a vernos.
Recomendación literaria de esta semana:
Casa de verano con piscina de Herman (Salamandra) Koch es el autor de La cena otro magnífico libro.
Música para hoy: When love turns to pain me de Chila Lynn tema de su nuevo trabajo, Real woman. Y como dice la canción, cuando el amor se convierte en dolor… ¡Hay que dejarlo!
¡¡¡ Feliz fin de semana!!!