En general no me gustan los finales, soy una nostálgica empedernida. Lo sé, un final puede ser el comienzo de algo fabuloso pero siempre me da pena: el final de un buen libro, de unas vacaciones, de una relación… Lo se, lo se ¿Y si el libro es malo, la peli aburrida y la relación dañina? Entonces lo razono y lo acabo admitiendo, mejor terminar pero me queda muy a menudo un poso de nostalgia y tristeza.
Conozco a mucha gente que consigue olvidar con una velocidad pasmosa, como si tuvieran un botón al que pulsasen y dieran al off. Yo suelo andar en “modo on “constantemente. Quiero y no puedo llegar a todo, quiero quitarme pensamientos de la cabeza y no lo consigo entonces me subo a mi bici estática o me voy a mi clase de Pilates y me obligo a darle fuerte hasta que el cuerpo agotado tira la toalla en busca de una ducha y un café de premio.
Me gustaría tener dulces finales, ser más fuerte ante los cambios porque eso es la vida, un continúo cambio aunque yo siga siendo fiel a mis amigos y afectos.
Para darle un poco de chispa a estos tiempos de crisis y caos, voy a recomendar una novela de la que se hablará este verano y de la que ya se han vendido más de 15 millones de ejemplares, todo un fenómeno editorial: Cincuenta sombras de Grey (Grijalbo) de E.L James, siglas bajo las que se escondía para proteger a sus dos hijos de la fama, la escritora Erika Leonard James. Una trilogía, que cuenta la relación entre Christian Grey, un apuesto multimillonario y Anastasia Steel, una universitaria. Una novela erótica con sumisión de por medio. La segunda y tercera parte (Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas) llegarán este mismo verano.
Y para quien quiera seguir sumergido o sumergida en historias de parejas, que lea El sistema Victoria ( Alfaguara ) de Eric Reinhardt, un escritor brillante y un conversador único, con una sensibilidad difícil de encontrar. Una novela brillante escrita por un hombre brillante( no siempre escritor y persona coinciden ). Esta novela fue candidata al prestigioso premio Goncourt y al Renaudot. Cuenta la historia de David Kolski, casado y con dos hijos, un gran profesional que gestiona la construcción del edificio más alto de la Défense y de Victoria de Winter, directora de Recursos Humanos de una multinacional. Cuando los dos se encuentran, la chispa prende y surge una pasión devoradora. Porque de vez en cuando hay que dejarse llevar por las pasiones aunque no siempre suelen acabar bien. Como decía Gotthold Ephraim Lessing( lo contaba mi amiga Blanca Laffitte ) “ El que no pierde la cabeza por ciertas cosas, no tiene cabeza que perder. “
De momento mis fantasías pasan por una playa y un mojito pero comenzaré a leer la novela para ver si me da nuevas ideas!!!