Hay personas que a lo largo de mi carrera periodística, han dejado una huella profunda dentro de mí. Una de ellas fue Patti Smith que acaba de publicar en Lumen, un libro pequeño, de apenas 100 páginas en las que habla un poco de todo: arte, amor, amistad, muerte… Cuenta que le regaló a su padre el primer ejemplar de este librito, Tejiendo sueños(Lumen ) pero que pasó el tiempo y él no le decía nada. Mi padre era un buen hombre pero costaba impresionarlo, dice Patti. No me hice muchas ilusiones de que lo leyera pero poco antes de morir, le dijo su padre: Patricia, he leído tu libro. Preparada ella para recibir alguna crítica, sin embargo, lo que recibió de su padre fue lo más parecido a un halago: Escribes bien, le dijo y tenía razón. No sólo escribe bien sino que tiene una cabeza privilegiada y analítica sin perder un ápice de sensibilidad. Una rara mezcla que convierte a esta mujer en un ser extraordinario. Las horas que pasé junto a ella, reímos y lloramos y me regaló una pequeña libreta que aún conservo y recuerdo que sin despegarse de su Nikon, me dijo: Escribe, dibuja, fotografía lo que ves, haz lo que quieras, pero siempre saca lo que tengas dentro. Eso es lo que intento hacer con este blog de alguna forma. Smith cuenta que escribir este libro le arrancó de un extraño letargo. Smith sufrió la muerte de su marido, de su hermano y de su gran amigo, el fotógrafo Robert Mapplethorpe. En este libro, dice una cosa, que voy aprendiendo con los años y sobre todo, voy aprendiendo a aceptarlo: Lo único seguro, es el cambio.
Sobre eso mismo habla Elsa Punset en el libro que acaba de publicar El mundo en tus manos (Destino).Nos dice que el cerebro tiene plasticidad y que deberíamos ejercitarlo como ejercitamos nuestro cuerpo. Habla del miedo que tenemos al cambio y de que la vida es un cambio continuo.
La que no cambia soy yo. Ya me gustaría, pero mis despistes me pueden. El otro día fui al cine, a ver Alabama Monroe, que me recomendó mi hermana Sofía y salí tan impactada con la historia y tan impresionada con la magnífica banda sonora que tiene que me dejé el móvil en el cine. Había ido a la sesión de las 22 h y cuando salí de allí con mi amiga Isabel, no pensaba más que en cómo una historia tan dura se podía contar de una manera tan maravillosa. Saqué el coche del parking, dejé a Isabel de camino y ya cansada me acordé de encender el móvil. No aparecía por el bolso que vacié como una loca descontrolada en el asiento del copiloto y cuando acepté que me lo había dejado, decidí volver a por él pensando que habría una sesión a las 12. Llegué, aparqué, me bajé como si hubiera una emergencia y me dirigí a la puerta del cine. Este fue el diálogo que tuve con el hombre que estaba en la puerta y que no entendía por qué me miraba con esa cara:
-“¡Hola! Me he dejado el móvil en la 3.
– ¿En la 3 ? ¡ Seguro que no !
– … Perdona pero estoy segura. He venido con una amiga a las 10 y me lo he dejado.
– ¿Qué tú has venido ?¡ Ya te digo que no !
-¿Qué no ? Perdona pero …
– ¿ Pero qué ?
– Que te equivocas.
-Te equivocas tú.
Empiezo a aceptar que algo no encaja. Indignada, dudo entre mandarle a tomar por saco o insistir … Respiro, pienso ( eso suele venir bien ) miro a mi alrededor … ¡ Y me veo en la puerta de un cine X !
Me disculpo y me voy indignada … ¿¿¿No tengo pinta de poder ir a un cine X??? ¿¿¿Es bueno eso ??? ¡Creo que no!
P.D: Esta historia se puede comprobar… Cine Golem, A su izquierda, sala X, a su derecha, los Renoir. Yo, cómo no, en la puerta equivocada. Me fui sin él y hasta el día siguiente, a las 1 h con luz, volví a por él, abochornada.
Música para hoy: Evidentemente, la canción Because the night de Patti Smith y la BSO de Alabama Monroe.