No tiene nada de innovador o especial pensar que los psicólogos tienen un papel importante en nuestra sociedad y que pueden ayudarnos a entendernos mejor pero tampoco creo que sea extraño, que al igual que cuando una persona no tiene nada muy grave, pero si molesto, como por ejemplo algo tan prosaico como una retención de líquidos o una inflamación, seguramente que antes de ir al médico, tome piña, busque un remedio casero, se ponga hielo o tire de productos naturales. Ya tomaremos otras decisiones si con eso no nos sentimos aliviados. Cada quien busca su remedio. Ayer mismo, haciendo cola en una tienda Movistar, un señor mayor quería comprar el canal de fútbol pero le contaba al chico que le atendía que en el fondo tampoco sabía para qué lo hacía si total los nietos y su hijo ya no iban a su casa a verle aunque claro, igual con lo del fútbol se animan no, consultaba al dependiente perplejo. A punto estuve de decirle que tenía prisa y que eso no era el confesionario pero la verdad es que cada vez se va menos al confesionario y el pobre señor parecía necesitar desahogarse. Me armé de paciencia y no dije nada. A fin de cuentas ¿Quién me asegura que de mayor yo no acabe siendo una pesada y me dedique a desahogarme con el peluquero o el farmacéutico? ¿Quién no lo ha hecho alguna vez? Yo una vez me enamoré de un desconocido que se parecía al actor Ed Harris porque hablamos de todo sabiendo que nadie nos iba a juzgar. Cierto es que el amor duró unos pocos días y un par de mails después del vuelo pero lo importante es la calidad y no la cantidad y como lo del avión no ocurre a menudo, yo, con mi corazón, mis tristezas y mis angustias, hago lo mismo ¿Qué me acuerdo cada día más de mis padres y de mi infancia? Leo la novela gráfica La casa del gran Paco Roca. En ella, cuenta, cómo tres hermanos homenajean a sus padres, visitando la casa del pueblo a la que casi nunca les apeteció volver de jóvenes y de mayores pero donde tanto disfrutaron en la infancia. Si lo miedos me acechan por el paso del tiempo, leo de nuevo a Paco Roca y su maravillosa Arrugas y quien tenga prejuicios con la novela gráfica, aviso que posiblemente esté equivocado y que de vez en cuando viene bien salir de nuestros hábitos. Si lo conseguimos, se abre un mundo mucho más grande ante nosotros. Si por lo contrario, lo que busco es aprender a ser más solidaria, leo a Maylis de Kerengal y su Reparar a los vivos mientras que si siento que debo de seguir aprendiendo cada día a contar mejor las cosas como periodista y como decía antes, ensanchar mi mirada, leo a Leila Guerriero y disfruto con Una historia sencilla. Este libro cuenta la más difícil de las épicas, la del hombre común.
¡Felices lecturas!
La foto es de una ilustradora mexicana que me encanta y me alegra con sus dibujos. La conocí en Instagram y se llama Idalia Candelas. Dibuja mujeres fuertes, independientes y algo solitarias. Me siento identificada con mi pijama en la cama, un tazón de leche y mi libro.
Ella tiene un libro donde ha recopilado parte de sus dibujos. Se titula A solas