No hay día que no te recuerde,
El gesto concentrado, el mar en tu corazón, la velocidad como forma de vida, el humor socarrón, viajero, familiar, independiente, emprendedor, valiente, fuerte, Tus nietos te llamaban “ haya” y yo lo escribo así, con su h y su y porque te siento como un árbol fuerte con las raíces en la tierra y unas ramas donde todos nos apoyábamos. Estoy aprendiendo a vivir sin ti y me cuesta papá. Te hablo por la calle, las noches oscuras, los días de verano. No es tu mejor foto pero eres tú, en el mar, con tus pensamientos. Me enseñaste muchas cosas: a pensar, a no dar nada por hecho, a luchar, a llenarme los bolsillos de notas escritas a manos, a mí perderme un telediario porque tu familia te importaba lo que más pero el mundo jamás te fue indiferente. Podría contar mucho más papá, que eras generoso, con todos que amabas el arte, los animales, que seguro que no eras perfecto, nadie lo somos pero que fuiste un grandísimo padre y para mí hoy y cada día, es tu día. Te quiero.