Son cada vez más las personas que viven solas y aunque generalmente llegamos a mayores en mejores condiciones y con mayor autonomía, no deja de ser un grave problema social. Lo malo de la soledad es cuando esta no ha sido elegida voluntariamente. En Madrid y en Barcelona ( no sé si también en otras ciudades) se ha creado una aplicación vecinal en la que quien quiere se apunta para compartir aficiones y necesidades. Desde compañía para ir al cine o jugar al pádel hasta pedir prestado un taladro para colgar de una vez ese cuadro que lleva meses en el suelo o que alguien saque a pasear a tu perro porque te has lesionado. La aplicación se llama ¿Tienes sal? y la idea originaria viene de Alemania donde funciona estupendamente. La aplicación ya tiene más de 33.000 usuarios registrados, 120 vecindarios activos en Madrid y 60 en Barcelona.
Todo esto me recuerda a una realidad, cada vez hay más gente sola. Hace unos meses tomé nota de una noticia que escuché en la radio porque me pareció que hablaban de algo que sonaba literario: El observatorio de la soledad no elegida creado en Aragón. El quid de la cuestión está en la segunda parte del nombre , en ese triste “ no deseada “ La idea es crear un documento, un mapa con la filiación y domicilio de las personas que viven solas para poderles prestar la ayuda que necesiten. En esta reunión había representantes de las administraciones públicas, farmacéuticos, médicos y agentes sociales. Además del envejecimiento de nuestra población, Aragón sufre especialmente la despoblación de muchas zonas rurales y eso hace que el núcleo familiar quede más reducido. Porque la soledad que uno busca, no se llama soledad, soledad es el vacío que a uno le hacen los demás.