Como dijo García Márquez, “ no es verdad que la gente deje de perseguir sus sueños porque sean mayores, se hacen mayores porque dejan de perseguir sus sueños. “ Por eso, el día que dejamos de soñar, empezamos a morir. lentamente.
El sueño de Laura Riñón Sierra fue escribir una novela y lo logró. Publicó con gran éxito Amapolas en Octubre (Planeta) en la que narraba el momento vital en el que se encontraba Carolina, a punto de alcanzar los cuarenta.Sus padres tienen un terrible accidente en el que el padre fallece y su madre se queda consciente pero sin habla. A partir de los encuentros con la convaleciente, Carolina irá desgranando, a través de diversas historias, la peculiar crónica de su existencia y la de los suyos, componiendo un mosaico con la memoria de una familia que, teniéndolo todo para ser feliz, no ha sabido evitar ser desdichada.
Carolina reconstruirá su identidad y recuperará su voz a través de una curiosa «terapia» que imagina para sacar a su madre, Bárbara, de su estado de postración: cada tarde le hará compañía y le leerá libros que han tenido un significado especial en ciertos momentos de su juventud. La elección de títulos responde al particular «mapa afectivo» de la librera y contribuirá a conjurar por fin y para siempre los fantasmas que la atormen. Ahora Laura es librera de verdad en un precioso local montado con muchísimo gusto en la calle Pelayo de Madrid en el barrio de Justicia, uno de los barrios más de moda de la capital. Allí una se siente como en casa, con jarrones repletos de flores, ilustraciones, cuadros, cuadernos y libros, muchos libros. Este fin de semana os contaré qué me llevé para leer porque tanto Laura como yo , cultivamos el arte del tsundoku y quien no sepa qué es , que lo busque.
Ahora cuando pasee por Chueca, me acercaré a la calle Pelayo. Voy haciendo amigos allí: la librería Amapolas en Octubre y la galería de arte Échale guindas. De paso, me acercaré a la vecina calle Fernando VI para comprar flores en Margarita se llama mi amor. Si la vida se pone fea, habrá que embellecerla. ¡Y que vivan las mujeres valientes y emprendedoras! Cualquier día de estos os hablaré de otro ejemplo de mujer emprendedora, mi hermana Irene.