No fuiste mi perro pero te quise como si hubieras sido un poco mío. Tal vez, fue así para los dos porque sentía tu cercanía, tu bondad infinita y tu corazón cuando compartíamos casa en San Sebastián.
Quien no ha paseado frente al mar con un perro, no sabe lo que es disfrutar de la mejor de las compañías. Quien no ha fijado los ojos en la mirada de un perro, seguramente no sepa lo que es el amor incondicional.
Me hago mayor yo también Golfito. Prefiero a los perros y a cualquier animal a ciertas personas. No se puede decir muy alto, me criticarán pero es mi verdad.
Tuvimos suerte de tenerte. Siempre estarás con nosotros. Ya tienes un hueco enorme para siempre en el corazón de mi hermana Sofía, de mi sobrina Paula, de Marina y de todos los que compartimos la vida contigo. Fuimos afortunados. Mucho.