El historiador y escritor de novela histórica José Luis Corral (Daroca, 1957) publica El dueño del mundo ( Planeta) el tercer volumen sobre los Austrias, centrándose en los últimos años de vida del Emperador Carlos V. Una historia sobre la ambición, el poder y la forja de un Imperio. 1539, Carlos de Austria, emperador de Alemania y rey de las Españas y de las Indias, se encierra, desesperado por la muerte de su esposa Isabel, en un monasterio cercano a Toledo. Entretanto, sus enemigos amenazan su poder y sus dominios. En Gante, su ciudad natal, los comerciantes se rebelan en protesta por los excesivos impuestos. Los turcos avanzan hacia Europa y ganan posiciones en el Mediterráneo. Los protestantes cuestionan su autoridad. Francia y el papa le son hostiles pero Carlos reacciona. Consigue rutilantes victorias, se enamora de una joven alemana con la que tendrá su último hijo y sueña que un día su heredero Felipe se convertirá en el dueño del mundo. Tras vencer a los príncipes protestantes en la batalla de Mühlberg, el emperador alcanza la cima de su reinado, pero enseguida sufre una severa decadencia física que, unida a varias derrotas , lo obligan a abdicar como emperador y rey, en medio de una soterrada lucha por el poder e intrigas por la sucesión.
Viejo, cansado y enfermo, Carlos de Austria se retira al monasterio de Yuste, donde vivirá su dos últimos años de vida sumido en la melancolía y los recuerdos.
El deseo del emperador Carlos V fue pasar sus últimos días de vida en este monasterio de Yuste, que hemos visitado hoy un grupo de periodistas.
El origen de este monasterio se remonta al siglo XV, cuando un grupo de vecinos de La Vera tomó la decisión de construirlo para cobijar a los ermitaños y, posteriormente, a los monjes de la Orden de San Jerónimo que ya no habitan allí pero si siete miembros de una congregación polaca, los monjes Paulinos.
Con la llegada del Emperador se construyeron sus dependencias, una casa-palacio sencilla, sin muchos elementos decorativos y un dormitorio con cortinas negras donde Carlos V, aunque aquejado de gota , muere de paludismo.