Hoy es el día internacional de la meteorología. Y decía yo que no me gustaban “los días de”.
Recuerdo a mi padre ya hace muchos años, más de los que me gustaría, cuando el tiempo dedicado a la meteorología no superaban los 5 minutos , él iba cambiando de cadena empezando por la televisión francesa que era antes y mucho más completa y exhaustiva que los dibujos de paraguas , nubes y rayos de nuestra televisión. Por entonces, si había conciencia sobre el cambio climático sólo corría entre el ámbito de los científicos.
Hoy en día, parece indudable que las sequías y las lluvias torrenciales, las bajadas y subidas extremas de temperatura, son cada vez más frecuentes. Nuestros mares, playas y ríos están repletos de plásticos y nos estamos viendo obligados a un cambio de hábitos. Escribí este post desde el autobús cuando hace unos años hubiera ido en coche y acabo de tirar el papel, vidrio y pilas en Lis contenedores respectivos. No es para ponerme ninguna medalla, es lo que debemos hacer. Esto y muchísimo más. Solo quiero recordar a mi padre escuchando atentamente el tiempo y me gustaría estar esta tarde hablando con él sobre el tema, yendo los dos juntos en el autobús camino al teatro.