Hoy se conmemoran cinco siglos del fallecimiento en Francia de uno de los hombres con mayor talento que ha dado la Historia.
La conmemoración por estos 500 años comenzó hace tiempo con algunas exposiciones, como la que la Galería de los Uffizi de Florencia dedicó al magnífico Código Leicester. Este documento, sobre la Luna y sobre la Tierra, recoge las investigaciones realizadas por el artista entre 1504 y 1508, en Florencia, durante el tiempo libre que le quedaba mientras pintaba el desaparecido fresco de La batalla de Anghiari.Esta exposición fue posible gracias al préstamo del Códice por parte de su actual propietario, Bill Gates.
Habrá exposiciones en muchas ciudades italianas, sobre todo las que fueron claves en la vida del artista: Florencia y Milán, pero en esta ocasión su ciudad natal, Vinci, también tiene especial protagonismo, porque reabre su Museo Ideal de Leonardo y mostrará además un mechón de pelo del genio renacentista del que se espera sacar material genético para rastrear a sus descendientes y establecer su árbol genealógico.
El 2 de mayo de 1519, a los 67 años, Leonardo da Vinci moría en la mansión de Clos Lucé en el valle del Loira, donde había pasado sus últimos años después de sentirse poco valorado en su país natal. A su lado estaban su gran discípulo, Francesco Melzi, y seguramente también el rey francés Francisco I, su último mecenas. Hoy se cumplen 500 años de esta fecha e Italia y Francia se disputan el legado de esta figura universal.
Yo logré ver La última cena en Milán y me hubiera quedado horas disfrutando de sus trazos.
Madrid también se suma a los festejos, con la muestra Los rostros del genio que estará abierta hasta el 19 de mayo en el Palacio de las Alhajas de la Biblioteca Nacional.