Cada vez me cuesta más despedirme.
Lo que no se verbaliza parece que no existe. Ese truco a veces funciona.
Como no quería hacerlo, tenía pensado fotografiar el momento para detenerme en él cuando lo necesitara pero me he dejado el móvil en el coche. Luego me he dado cuenta de que ¿quién necesita que le recuerden las tardes de amistad, las charlas hasta que oscurece, las confidencias entre risas, los baños en la piscina al anochecer,las cervezas y la tortilla de patatas? ¿ Quién necesita una foto de la piscina, de las vistas a las torres de Madrid? ¿Quién necesitaría testimonio gráfico de eso? Nadie que lo haya disfrutado de corazón ¿Quién querría despedirse de todo eso? Por eso, amigas de Eucalipto, sólo os diré que gracias por todo y hasta dentro de poco. Os quiero.