No es el Teatro Real un mal sitio para despedirse y la gente sabía sabe hacerlo a tiempo.
“Este es mi último concierto de mi última gira”, anunció a la media hora de recital, por si quedaba algún despistado entre los 1.750 asistentes que habían agotado las entradas en el Real. Lo dijo sin atisbo de dramatismo y con tanta naturalidad que me cuentan que aprovechó justo ese momento para deshacerse de las sandalias y pisar con los pies desnudos. Hizo un primer homenaje a Bob Dylan, su amor de juventud con la canción Don’t think twice y más tarde llega el primer gran momento de la noche, la Joan Báez reivindicativa que todos conocemos que dice «Esta canción va dedicada a todos los emigrantes. No es tiempo de levantar muros, sino de vestir al desnudo y dar de comer al hambriento». Tras los aplausos, suena Plane Wreck at Los Gatos (Deportee) , canción que Joan sacó como single en 1961.
Se despide Baez de los escenarios, tras cantar todos «Donna, Donna» y coreando «No nos moverán», de pie, en mitad de una ovación de las que hacen historia.
Ya había cantado antes en la playa de la Zurriola, en la jornada inaugural del 54 Jazzaldia. Grande Joan Báez.