El Premio Alfaguara de Novela se falló ayer durante el transcurso de una comida en la sede del grupo Santillana. El ganador fue Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) aunque vive en Granada desde los catorce, con la obra El viajero del siglo en la que cuenta la historia de Hans, un hombre que buscando una posada para pasar la noche, detiene su coche de caballos en Wandernburgo, una ciudad entre Sajonia y Prusia. Se queda un día más y, al siguiente en la Plaza del Mercado, se fija en un anciano que toca el organillo.
Emocionado por la música, se acerca a dejarle una propina y a conversar con él. Pronto entablan amistad y la estancia de Hans se alarga indefinidamente. En una recepción de personalidades y familias importantes, conoce a unos apasionados contertulios y, sobre todo, a Sophie, la hija de uno de ellos. Aunque la joven está comprometida, surge el amor al que amenaza un enmascarado asesino que ronda la ciudad.
Volviendo a la comida, hubo un largo aperitivo previo en el que pude saludar a Carmen Posadas (a la que le encantan los blogs ) y me contó que acababa de ver Los abrazos rotos de Almodóvar y que en contra de la crítica que está teniendo, a ella sí que le había gustado aunque me confesó no ser una gran amante de Almodóvar. Lo que no sabe es que he seguido su rastro y se que también ha ido a ver La duda y Lejos de la tierra quemada de Arriaga.
Posadas que es otra gran amante del la novela negra, seguro que ahora se da cuenta que me apuntó una cosa en los papeles que te ofrecen algunos cines , poniéndote en antecedentes sobre lo que vas a ver (algunas los leemos después de haber visto la película. No se si será su caso). Eso sí, ahora sé que casi siempre acude al mismo cine y que le gusta ver las películas en versión original pero no desvelaré el nombre del cine por si hay algún psicópata enamorado de la Posadas que está guapísima, escribe muy bien (he leído todos sus libros y la entrevisté en su casa) y es un encanto.
También estuve con Jose Mª Guelbenzu, serio como es él pero con pinta de tierno tímido. Está escribiendo una novela larga de las “normales”. Dice, entre risas, que será la última y que se dedicará las policiacas. No sé, debe de ser que la mayoría de las veces caigo rendida ante los entrevistados pero me cae bien y sobre todo (supongo que lo primero a él poco le importará ) disfruto con sus novelas. Recomiendo la última, El cadáver arrepentido ( Alfaguara ) Guelbenzu lleva una trayectoria parecida al irlandés John Banvile. Alternan la novela policíaca con “ novelas normales “ como ambos las llaman.
También estaban en la comida: Rosa Montero, Juan Cruz, Almudena Grandes, Luis García Montero, Marina Mayoral, Gonzalo Suarez, Luisgé Martín (otro día hablaré más en profundidad sobre él pero de momento nos une un cuadro de un pintor parisino) Clara Sánchez, y muchos más.
Un amigo al que quiero mucho me echa en cara que todavía no he hecho una recomendación de algún restaurante con las tres “bes” que decía. Ahí va: Tragaluz en Barcelona y si te ajustas al menú son 20 €. Decorado por Mariscal y con mucho encanto. Lo conocí con Ángela Becerra.
Como he hablado del escritor Luisgé Martín, me despido con una magnífica respuesta que dio hace poco en una entrevista que le hicieron por su última novela Las manos cortadas (Alfaguara): “Quien deja de tener un anhelo, por banal que sea, está definitivamente muerto”.