Me resulta imposible esta vez retomar la “normalidad” de este blog. Sé que pronto lo haré, que mis padres me darán fuerzas, que eso sería lo que querrían.
Siempre digo que la lectura es una gran compañera, fiel, agradecida… pero esta vez aunque leo de todo y nada porque apenas me entero, no puedo recomendar ninguna nueva lectura.
Mamá me pidió que mis tres hermanas leyeran cuando ella se fuera, ‘Mamá’ de Joyce Carol Oates (Alfaguara). Anotaron el título diligentes y obedientes pero de momento con pocas ganas de enfrentarse a esa lectura. Sé que lo harán, por mamá y por mí. Siempre hemos estado muy unidas. Somos 4 mujeres diferentes pero con unos nexos comunes inquebrantables. Estoy muy orgullosa de ellas. Espero que ya lo supieran. Son fuertes, constantes, tenaces, trabajadoras, buenas amigas. Me miman cada minuto, no se si por miedo a que me rompa, por ser la pequeña o por vivir más lejos. Da igual. Me dejo querer. Las quiero.
Necesitaba un post más de transición. Prometo intentar llevar mi pena en mi intimidad pero mucha gente que me lee, me quiere, me aprecia, se preocupan por mí y me conocen bien. A ellos se lo debo. Gracias a todos. Sin vosotros, la vida me resultaría en estos momentos insoportable pero como decía Adolfo Suárez: “Prometo y puedo prometer”“que soy y seré fuerte y que la vida continuará como mamá y papá querrían: con ánimo, sueños, metas…
Nuevos viajes y lecturas me esperan a la vuelta de este primer fin de semana de duelo y no he estado sola. Un buen amigo se ha tomado la molestia de venir a verme desde Mallorca. Pendiente de mí, ha sido una gran ayuda. Fuimos a la Vaca Argentina. Hacía tiempo que no pasaba por una de ellas y la del Paseo de la Castellana me sorprendió gratamente.
El Hotel de Las Letras nos acogió una vez más como si fuera mi segunda casa. Estuvimos hablando horas, el tiempo desapareció ¿Qué más se le puede pedir a un amigo? Por cierto, me recomendó la película ‘Hermanos’. Iré a verla.
Acabo de recibir la última novela de la gran escritora italiana Milena Agus (autora de Mal de piedras). Se llama ‘La imperfección del amor’ (Alfaguara). Estoy segura que la disfrutaré.
P.D.: La foto de mi querido Peine de los vientos es del magnífico fotógrafo Darío Urdampilleta. Es ese mar tan bello y tan duro como la vida misma.