Llevo unos días sin tiempo para escribir. El viaje a Grecia fue intenso. Se presentaba en el Peloponeso ‘Los milagros del vino’ (Planeta) de Jesús Sánchez Adalid. La novela narra el paso del mundo griego al cristiano. Un mundo fascinante en el que tendrá lugar la transformación más importante del pensamiento occidental.
Comimos musaka, buen pescado, marisco y me bañé como una valiente en el Egeo. Navegamos y caminamos por Corinto. Una maravilla de viaje estupendamente organizado.
Como gran defensora de los gatos que soy, solo contaros que por las calles de los pueblecitos griegos, se paseaban felices cientos de gatos de todos los colores y tamaños. ¡Ellos si que saben elegir bien! Buen clima y turistas generosos.
Al día siguiente me escapé con mi prima Ana y una amiga a Marbella y allí disfrutamos de más baños, más paseos, más pescaditos y lo mejor de todo: desayuno a pie de playa. Marbella todavía respiraba cierta tranquilidad y desde el apartamento en el que estábamos se oía un riachuelo repleto de ranas ¿Qué mejor música para dormir?