La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife celebró hace dos días un juicio en el que ocurrió algo insólito. Se trataba de un caso de maltrato animal cuya vista fue celebrada en el Juzgado de lo penal Número 1 y en el que comparecieron una pareja , acusados de maltratar a una perra de raza pitbull. Durante la fase de instrucción se siguieron los procedimientos habituales (toma de declaración de testigos, policías y peritos veterinarios) pero lo que causó sorpresa, incluso en el Ministerio Fiscal, fue que la jueza encargada el caso, Sandra Barrera, ordenara que la perra estuviera presente en la sala de vistas. ¡Cómo me alegro! ¡Qué necesario me parece! Los demandados declararon que la perra era agresiva y sin embargo, se portó de un modo tranquilo y cariñoso. Sin embargo, las fotos aportadas y el relato del veterinario demostraron claramente que Milagros había sido maltratada.
Fue gracias al descubrimiento del animal por parte de unos vecinos de la localidad que escucharon los ladridos lo que permitió que la perra evitase ser aplastada por el camión de la basura cuando volcase el contenido. Al oír diversos gruñidos procedentes de una maleta decidieron abrirla, momento en el que se encontraron con la peor de las sospechas. Al sacarla del objeto, el animal estaba en estado de ‘shock’.
Milagros ahora vive con una familia adoptante y la jueza asegura que el animal (me refiero al agresor, claro está) cumplirá completa la condena.
Milagro es que Milagros esté viva.
Milagro es que por fin se juzguen estos casos con la seriedad debida.