El 31 de mayo de 1819, mañana hará 200 años, nació Walt Whitman en Huntington (Long Island, Nueva York) es seguramente el poeta más importante y que mejor representa la imagen de Estados Unidos. Su poema más famoso, ¡Oh, Capitán, mi Capitán! —mundialmente conocido por la excelente actuación de Robin Williams subido a un pupitre en El club de los poetas muertos— es una dedicatoria a su querido Abraham Lincoln después de haber sido asesinado: “Mi Capitán no contesta, están sus labios pálidos e inertes”.
Fue un hombre perfeccionista que a menudo pecó de inseguro, lo cual le llevó a corregir continuamente sus poemas ya publicados.
Enamorado de la libertad, partidario de Lincoln y de los demócratas y exponente de la vitalidad de su país, Whitman representa una nueva poesía popular.
Por todo ello, doscientos años después de su nacimiento Walter Whitman es considerado uno de los más grandes poetas americanos de todos los tiempos, y su influencia aún perdura.