Desde niña, he disfrutado de San Fermín sin participar demasiado en ellos. He ido bastantes años, he regresado a casa en autobús sin haber dormido, he visto los encierros en televisión, me he divertido por la Plaza del Castillo con mis pantalones blancos y mi pañuelico rojo pero como sufro con las corridas, jamás he querido ir a ninguna.
Para mí, San Fermín fue el día que se conocieron mis padres, el día en el que mi madre, más animada que mi padre, partió su pañuelo por la mitad y se lo puso a mi padre al cuello. San Fermín también son mi familia de Pamplona, mis primos y tíos y mis recuerdos de infancia y juventud. Ahora me costaría volver a ir pero no puedo evitar emocionarme cada año cuando llega el chupinazo.
¡¡¡ Feliz San Fermín a todos!!!