Hoy arranca hasta el 18 de enero de 2015 en el Museo Thyssen-Bornemisza , la primera gran retrospectiva del modista francés Hubert de Givenchy, un creador esencial del siglo XX y una leyenda viva de la historia de la alta costura. La exposición, primera incursión del museo en el mundo de la moda, está ideada por el propio Givenchy y ofrece por ello un enfoque excepcional de sus creaciones a lo largo de casi medio siglo, desde la apertura en 1952 en París de la Maison Givenchy hasta su retirada profesional en 1996. El diseñador ha seleccionado alrededor de un centenar de sus mejores vestidos, procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo y muchos de ellos inéditos para el público, que conviven en las salas con un conjunto de obras de las colecciones Thyssen-Bornemisza .
Desde la fundación de su propia casa de costura, las colecciones de Givenchy han cosechado un éxito continuado. Admirador de la obra de Cristóbal de Balenciaga, de él heredó una forma de hacer y de entender la costura que se caracteriza por la pureza de líneas y volúmenes. Givenchy fue el primer diseñador en presentar una línea de prêt-à-porter de lujo en 1954 y sus diseños vistieron a algunas de las grandes personalidades del siglo XX, como Jacqueline Kennedy, Wallis Simpson, Carolina de Mónaco o su gran amiga Audrey Hepburn.
Una exposición que merece la pena visitar aunque no se sea una gran amante de la moda.
Givenchy, trabajó codo con codo con Françoise Langlade, quien más tarde se convertiría en la mujer de otro de los grandes que acaba de morir, Oscar de la Renta.
De todas las virtudes que Givenchy destaca de su musa, la humildad y la entrega son las que más le fascinan. “Nunca fue pomposa, ni con la gente que trabajaba para ella”, dice. “Como Balenciaga”. El maestro fue quien le enseñó a Givenchy que no había nada más importante para un couturier que la buena relación con las clientas.
Un proyecto de Hubert de Givenchy
Comisario: Eloy Martínez de la Pera