Acabando el día de mi cumpleaños, me siento feliz de cumplirlos, de enfadarme cada vez por menos cosas, de aprender a relativizar, de no romperme la cabeza por cosas que no merecen la pena, de sentirme querida por las personas que importan de verdad.
Seguramente digo eso porque cada día me cuesta más levantarme por las mañanas, porque me ha dicho la oftalmóloga que además de las lentillas, me ponga ahora gafas graduadas para leer, porque me han salido un par de canas que juro que hace una semana no tenía y porque cada mañana tomo un par de pastillitas que ya ni me acuerdo para qué son. Da lo mismo, lo que nadie va a quitarme es el placer de ver el Hormiguero con mis hijas con tal de poder hablar un ratito más con ellas, el gusto de comer con alguno de mis sobrinos, la maravilla de meterme en la cama cansada y con un buen libro y las charlas con mis hermanas y mis amigas.
Por todo eso, copio a mi amiga Karin, lo que colgó el día de su cumpleaños y lo siento mío. Lo dicho: My favorite age is now! ¿Lo seguiré diciendo el año que viene?
Besos y gracias a todos los que os habéis acordado hoy de mí.