Me confieso fan de Barack Obama y de su familia. No digo que no haya cometido errores pero por lo menos, es un hombre que escucha, tolerante, abierto, familiar y agradecido. Comenzó su discurso de despedida dando las gracias a todos sus compatriotas por haberle hecho un mejor hombre durante estos últimos ocho años. Desde el centro de convenciones Mc Cormick Place de Chicago, con una capacidad como para unas 200.000 personas, Obama defendió que su país es actualmente un lugar mejor y más fuerte que cuando él llegó al poder en 2009. “Ustedes fueron el cambio”, dijo Obama. También aseguró que negar el cambio climático, traiciona a las futuras generaciones.
Sin lugar a dudas, Obama es dueño de una oratoria única, capaz de llegar al corazón de sus oyentes. Yo ya le echo de menos. Por eso me alegro tanto cuando me llega el libro Barack Obama, Un mundo mejor para nuestros hijos. Discursos 2009-2016 (Duomo ediciones) Leo el discurso que dio sobre la muerte de Osama bin Laden, el discurso en la Puerta de Brandeburgo o el penúltimo oficial, el que dio cuando Trump ganó las elecciones. Saber perder es un arte, igual que saber ganar pero lo primero es más doloroso y Obama se despide con respeto y con estas últimas palabras: “… considero este trabajo como si se tratara de una carrera de relevos; coges el testigo, corres la mejor carrera posible y con un poco de suerte, cuando lo entregas estás algo más adelante, has progresado un poco. Puedo decir que eso lo hemos conseguido, y ahora quiero asegurarme de que entregamos perfectamente el testigo, porque, en definitiva, todos estamos en el mismo equipo. Bien, muchas gracias a todos. “ (Aplausos) Y no puedo olvidarme de Michelle Obama. Sin ella, nada hubiera sido lo mismo.