Voy a estar de buen humor porque es viernes. Tenía preparado un post muy guay para hoy, pero ha habido cambio de última hora y he decidido guardarlo para otro día, Menuda noche he pasado, ¡ha sido larguísima! Ayer por la tarde llegué muy cansada a casa, y decidí no bajar al “Pintxo-Pote” de “Gros”, Pensé en hacer algún recado en los comercios de abajo, pasear a Yuka por aquí al lado y retirarme pronto.
¿Y cual fue mi sorpresa al intentar aparcar el coche y ver que no había ningún sitio en tres kilómetros a la redonda ? Ahí es nada, habían dado el pistoletazo de salida a las fiestas de Egia. Ya lo venía viendo estos días atrás, ¡pero casi amanezco llorando! Lo de hacer recados lo dí por imposible nada más llegar. Descongelé unas pechugas de pollo y pensé en ir con mi perra a buscar un poco de tranquilidad en el parque más bonito de la ciudad: “Cristinaenea”.
A las ocho sonó el chupinazo, y centenares de personas subían la cuesta con arsenales de Kalimotxo, disfrazados y a carcajada limpia, ¡dios! Conseguí atravesarlos con mis tacones, a duras penas, y llegué a mi remanso de paz como la rara del barrio ¡ya era feliz, no había nadie! Pero no os creáis que esto iba a durar toda la vida. A las nueve, al llegar al portal, ya encontré la primera vomitona adolescente, y lo mejor de todo, ha sido que la mujer con la voz más grave del barrio, ha sido la última en soltar el micrófono de la verbena que tengo justo bajo la ventana. ¡Y encima han puesto karaoke! El animador parecía el locutor del tour de francia, tedioso a más no poder, ¡que horrorosa voz nasal!
El amanecer ha estado bien. Los gritos de quienes rellenaban las cámaras de la “txosna” gigante, se han mezclado con mis sueños y he conseguido finalmente, y no sé a qué hora, dormirme con el “clin-crash-ru,-run”. Pero tampoco este momento “zhen” ha durado demasiado. Ha sido bajar, abrir la puerta del portal e intentar respirar una bocanada de aire fresquito y casi otoñal, y aterrizar más rápido que un “boeing 727”.
Allá donde vayas estos días, verás banderines y vecinos trabajando en horas libres. ¡Qué tesón estos del barrio! “Es Egia, dónde reina la alegría, es Egia donde reina el buen humor”. Yo soy nueva por la zona, y esto que os canto (espero que lo hayáis tarareado con ritmo a media voz) es lo que me ha cantado una vecina, orgullosa de pertenecer a este barrio casi céntrico. Gora “Porrontxo” Jaiak! Vecinos y amigos egiatarras, disfruten, ¡yo mientras me mudo hasta el domingo por la noche!
¡Buen fin de semana a todos!