San Sebastián; ciudad de jubilados, universitarios y parados,
Lo suyo es aprovechar cada día de tu vida, porque no se va a volver a repetir y bla que te bla. Pero si tienes la gran suerte de vivir en la capital guipuzcoana, ¡con más motivo! Desde el respeto, por supuesto, y siempre bajo unas condiciones medianamente óptimas, pero si ahora no tienes trabajo, ¡échate a las calles antes de que se eche el frío! Y si te fumas alguna clase de la “uni”, idem de lienzo. No hace falta animar a los mayores de la city, que estos días están con mucho jaleo por la construcción de la nueva estación de autobuses.
Viejos y nuevos alcaldes se empeñan en que disfrutemos por sus calles cerradas al tráfico. Como toda gran ciudad, la nuestra, por pequeña que sea, no se queda a la cola. Es prohibitiva si tienes que coger el coche para cualquier recado o has de atravesarla sin tener más remedio. ¡Somos grandes en espíritu!
Contemos los “bidegorris”, ¡venga va, todos! Hasta los que han pintado en la carretera, deliberadamente, para sumar kilómetros de cara a la Capitalidad Cultural. Últimamente, hay más tráfico por los carriles bici y calles peatonales que en las carreteras. ¡Saludable sí, pero es brutal ir y venir en hora punta!
Los donostiarras, como leí hace unos días somos narcisistas respecto a nuestro lugar de origen. Cuantos nos visitan opinan lo mismo, obviando el mal tiempo que generalmente les fastidia uno o dos días en su visita, creen que están en uno de los lugares más bonitos del planeta. ¡No hay más que echar un vistazo al vídeo de los “Vaga Brothers” y sus 24 horas por San Sebastián! Y los que viven fuera, como Iñaki Gabilondo, rabian por volver en cuanto pueden.
Con sus festejos y sin ellos, ¡Donostia es peatonal!