Braguitas de lana para ellas y doblete de calcetín para ellos. Bolsa de agua caliente, qué ya llega el invierno. Y con el, la nieve y el frío. Me quedan mil cosas por hacer en esta vida. Pero, hasta hoy, siempre digo, que de las que conozco, las dos que más me gustan del mundo mundial, son, bucear, y esquiar. ¡Ojala pudiera perderme entre delfines la mitad del año, para abrigarme como un oso polar y deslizarme ladera abajo, por las montañas, la otra mitad!
En cualquier caso, hay que trabajar mucho para vivir como los ricos, y hormiguita hormiguita, guardar para lo que a uno le gusta y venirse arriba. Ya hemos empezado a tiritar, y ya están cayendo las primeras nevadas de la temporada en los Pirineos. Y por lo que a mi me toca, tengo intención de arrasar este año por las estaciones de esquí. ¡Me muero de ganas de reencuentros, nieve y “Marchicas Formigaleras”.
He pasado tantos días por ahí arriba, que aun se me hace raro que llegue un viernes invernal, de estos que oscurecen a las seis, y no tirar para allá. Coger la autovía, parada de rigor y mítico bocadillo triste en Liédena. ¡Y más veteranas aún las curvas del Pantano de Yesa, qué cada vez hay menos! A, y la última moda ahora, si eres vasco, ¡parada en el Mercadona de Jaca!
Aunque no todo lo que me gustaría, prometo subir esta temporada, y estrenarme como misscarrot esquiadora. Os debo una próxima entrada, documentada con algún saltito y foto haciendo el pino en la cafetería, ¡qué siempre luce mucho! ¡Hasta entonces, y para que se os pongan los dientes largos, os dejo este par de fotos de Cerler, de esta misma semana, cortesía de mi amigo Jorge!