Todo empezó hace un par de semanas. Dejar el lío  terminado, para no hacer  nada en vacaciones. Unos días fuera, una vuelta ajetreada, ¡y mucho morro! Eso es lo que ha pasado, para que no haya publicado nada últimamente.  Bueno venga, y la excusa buena, ¡se me ha estropeado el ordenador, estoy vendida!

Maravillosas las tablets y teléfonos inteligentes, pero cualquiera que tenga que escribir dos párrafos seguidos, lo tiene crudo, sin una máquina decente. Ayer volvió mi prima de Barcelona, la del sombrerito  garçon, y llevo desde entonces viendo series como un chino adolescente. Me ha prestado su cargador y mi portátil ha resucitado. ¡Aleluya! Ahora sólo queda, que aproveche el día y me eche a las calles a comprar uno exactamente igual, a pesar de la ola noruega que ha hecho que los termómetros desciendan entre ocho y diez grados centígrados,  según zona y territorio. ¡Bendita primavera, qué planazo!

En fin. Lo de la constancia, me quedó muy bien, el día que lo posteé. Y aunque por una cosa y otra os he tenido en ascuas todo este tiempo, lo sigo compartiendo. ¡Leña al mono a diario! Lo único bueno de todo esto, es que tengo la libreta  a rebosar de ideas. Mp3 acuático recién estrenado, mi madre tiene un libro electrónico nuevo, excursiones y visitas de viejos amigos… Los días libres dan para mucho en una mente acelerada. Puedo prometer y prometo que os voy a ir contando,  cuanto me ha venido a la cabeza.

¡Temblad, he vuelto!