Una de mis primas tiene un jardín precioso, lleno de árboles frutales, hortalizas, y plantas. Entre todas, destaca una hortensia, frondosa como la que más. Y lo más bonito. es que esconde una historia entrañable. Cuando murió mi abuela, y desapareció “Villa Alta”, ella cogió un esqueje del jardín, que más tarde floreció en su propia casa.
Mi otra abuela, nos ha dejado hace no mucho. Y hoy, en casa de mi madre, he visto una planta, que ha estado presidiendo su salón, desde que tengo memoria, y habíamos subido a un armario, para que los más pequeños de la familia, no se la cargasen a balonazos. Pues bien, he cortado, con permiso materno, unos cuantos rabitos, he comprado tierra, y los he trasplantado en mi tiesto más señorial, que casualmente estaba vació, y esperando.
Ésto tan ridículo, es lo que hay, de momento. Espero tener la misma mano que mi prima, y poder gozar, también en mi casa, de plantas centenarias, que pasen de madres a hijas por el resto de los tiempos.