De un tiempo a esta parte, todos mis amigos parecen más guapos. Los novios de mis vecinas, cada día son más atractivos, y mis primos de toda la vida, están qué se salen. No hace falta ser demasiado observadora, pero si encima te sobra el tiempo, como a mi está última temporada, enseguida te das cuenta, de qué algo pasa por la zona, y no es un subidón hormonal de última hora, ¡os lo aseguro!
Aquí somos muy de modas. Últimamente, se lleva lo de decir, ” que pasas de seguir la moda”, pero claramente, si te traes a algún amigo de visita el fin de semana (catalanes, y madrileños modernos, no cuentan), enseguida se da cuenta, de que el rollo de por aquí, es otro diferente al del resto del mundo. Tenemos un “nosequé”, que lo carga el cantábrica, difícil de imitar.
He subido la cuesta de casa, y sin poder evitarlo, se me ha escapado una sonrisa al cruzarme con un bello barbudo, que bajaba en dirección contraria. Los astros han debido de alinearse hoy, porque aún con la sonrisa en la boca, otro maromo, exactamente igual, pero más alto y musculado, me ha adelantado. Los tenemos por las mañanas y por las noches. Por las tardes de paseo con carricoches, y surcando las calles en monopatín. Por fin voló el tremendo “mustache” y ha llegado la barba para quedarse.
Hace poco, confesé en familia, que al pasar junto a un par de bomberos corriendo una mañana, solté en voz alta lo que interiormente estaba pensando. “Tierra trágame”, fue lo siguiente que pasó por mi cabeza mientras me ponía como un chile rojo y me ardían las orejas. Todo quedó en dos sonrisas preciosas por parte de los fornidos apagafuegos y un “gracias guapa”, del que todavía me acuerdo y me pongo colorada. ¡Y si me paro a recordar, ninguno iba recién afeitado! Misterio costero norteño, más barbas “cubre todo” han hecho a esta ciudad más grande. El secreto es taparse la cara, y si además ahora que es verano y todo vale, añadimos gafas y gorra, el resultado es brutal. ¡Chicas, estamos rodeadas de modelos de revista surfera, de todas las edades. ¡Ya no hay feos en la city! Hasta los que fueron pijos se han desmelenado de un tiempo a esta parte, y vienen casándose con barbaza de Tom Hanks haciendo de Chuck, en su isla perdida.
El otro día, participé en un pequeño debate, “barba sí, barba no”, declarándome firme defensora de los chicos limpios y aseados. En lo que a mi parecer, implicaba el afeitarse cada mañana. Pues hoy, lo niego todo, y apoyo totalmente las barbas. Las de tres días, las de montañero en el K2, las que pinchan, las de los calvos, los nidos de cigüeña, ¡hoy acepto todas! Bardem, Beckham y Brad Pitt, llevan barba. Antonio Banderas, Casillas, Miguel Angel Silvestre, George Clooney y ¡hasta Conchita de Eurovisión!
Hoy día, vivir en Donostia, ser hombre, y no llevar barba, es como ser un guisante, en un plato de lentejas. ¿A qué esperas?