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Ricardo Aldarondo

Mon Oncle

Primavera Sound (y 6): Resacón, reflexión, recapitulación

Público o masa. El jueves ya era un poco agobiante. Y nos hizo calcular lo que vendría después: masas de público en casi todos los escenarios y lo que es peor, un tanto por ciento demasiado alto de personal de bar, de los que les da lo mismo quién toque: ellos están para charlar a gritos con los colegas, hacerse las fotos, contar por teléfono a quien sea lo bien que lo están pasando…

Éxito o amenaza.
Es fácil decir que ha habido demasiada gente, que así se va a perder el espíritu del Primavera, pero a ver a quién echamos. En principio no es malo el aumento de público, y menos en estos tiempos de crisis. Pero lo bueno del Primavera es lo cómodo, cercano y humano (en el buen sentido) que resulta como festival de rock. Por eso va cada vez más gente…y peligra esa comodidad…

De aquí o de allí. El aumento de extranjeros es muy notable, se oía hablar más inglés, francés y alemán que castellano y catalán. La cosa se extendía por la mañana a las tiendas de discos de la calle Tallers, llenas de primaverales. Con la cantidad de festivales que hay por Europa, el Primavera está al alza como objetivo de peregrinación. Será porque es cómodo y distinto, precisamente.

Primavera o Spring.
Buena parte del personal de seguridad en la entrada del Auditori era británico o americano. Te pedían en inglés que abrieras la bolsa para revisarla. Y se quedaban tan anchos.

Laberinto o corral.
El exceso de organización en los movimientos del público de un escenario a otro creó más dificultades que facilidades. En algunos conciertos hicimos más cola para salir que para entrar, por ejemplo los de The Drums y Low. Con tanta verja nos sentíamos acorralados.

Mandarina o piña.
A la entrada del Auditori los de seguridad te invitaban (o sea, te obligaban) a dejar toda comida y bebida en unas mesitas. Allí se observaba de todo: hermosos bocadillos envueltos en papel de plata; sandwichs desvencijados dentro de su plástico; unas mandarinas…¡hasta una piña! Lo mejor es que a la salida cada cual buscaba en la mesita su bocadillo, su mandarina, su piña…y la volvía a meter en el bolso. Se desconoce si hubo robos.

Programa, programa, programa. La comodidad es una gran ventaja, pero el gran atractivo del Primavera sigue siendo una programación muy atractiva, que sabe estar al tanto de los hypes del momento (The XX, Beach House, The Drums), y conseguir ganchos para grandes públicos sin rebasar los límites del decoro indie (Wilco, Pixies, Pet Shop Boys). Calidad y criterio. Y también valentía con propuestas inesperadas como Van Dyke Parks o el espectáculo de La Leyenda del Tiempo. Ese prestigio logra vender una destacable cantidad de abonos antes de anunciar ni un solo artista. En todo caso, se puede achacar que algunos nombres se han repetido mucho en los últimos años, como The Fall o Shellac. Por otra parte, siempre son bienvenidos.

La lista de cada cual. Después de mucha reflexión y renuncia, proponemos un Top 7. Pensamos no sólo en la calidad, sino en la capacidad de sorprender. Para bien, claro.

1. Marc Almond
2. Low
3. The Drums
4. Beach House
5. Pet Shop Boys
6. Roddy F-rame
7. Wilco

¿Alguna otra propuesta?

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Sobre el autor

Periodista de Cultura y crítico de Cine de El Diario Vasco. Colaborador de Rock De Lux, Fotogramas y Dirigido Por...


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