Daba la impresión de que a Ignasi Guardans, lo que más le gustaba del cine, era la alfombra roja. Dejarse ver. Ser alabado por su valentía, denostado por su atrevimiento, provocar amores y odios. Empezó malamente, dando a entender que su predecesor, el eficaz, sensato y discreto Fernando Lara, no había pegado ni sello. Continuó […]