Había en Berlín un concierto de Noah and the Whale, presentación de su tercer álbum, que publicarán en marzo, ‘The Last Day On Earth’. El concierto era en el Maschinenhaus, un pequeño local dentro del KulturBrauerei, ese centro cultural y de ocio en el Mitte que en cuanto lo pisas te lleva a pensar en Tabakalera con una especie de nostalgia.

Se trata de una fábrica de cerveza del siglo XIX, un conjunto de pequeños edificios de ladrillo, preciosos, como un recinto cerrado en forma de antigua villa. Recuperados tal cual en su exterior, albergan diferentes posibilidades de cultura y ocio, con programaciones de cine y música alternativas, bares, cafés y restaurantes de lo más atractivos, e incluso lo que desde fuera parecía enteramente un puticlú, pero entiendo que sería una discoteca. A falta de tiempo para verlo bien (además era de noche), pero a juzgar por las programaciones de todo tipo que se reflejaban en carteles, postales y folletos, el KulturBrauerei lucía como un lugar para disfrutar en multimedia, combinando perfectamente lo antiguo y lo moderno. No se veía rastros de esa ‘creatividad del ciudadano’, y ‘lugar donde todo el mundo puede convertirse en artista’ que parece ser (¿o era?) el motor de Tabakalera, pero tenía pintas de ser un lugar donde disfrutar, aprender y relacionarse por todo lo alto y lo alternativo. En fin.

En cuanto al concierto de Noah and the Whale, la primera sorpresa fue que sus nuevas canciones aparecen más rockeras y con estribillos coreables. Un poco decepcionante para mí, frente a las excelentes canciones más pop-folk melancólico de sus dos primeros discos. De hecho, uno de los mejores momentos del concierto fue el set “para gente que lo pasa mal el día de San Valentín” (era el 14 de febrero), con un par de canciones acústicas entre ellas la maravillosa ‘I Have Nothing’. Un público muy joven, que se conocía bien las canciones y celebró el nuevo single, ‘L.I.F.E.G.O.E.S.O.N.’, llenó la sala, o salita. Porque el Maschinenhaus es un coqueto local, que ya se cubre con unas 150 personas. Tiene su guardarropía, su barra de bar y su buena visibilidad desde todos los puntos, aunque el técnico de Noah and the Whale se empeñaba en mantener a los músicos en la semioscuridad. Un bonito plan para un lunes cualquiera. Ahora a ver qué tal el nuevo disco, aunque ya digo que la primera impresión fue un poco decepcionante.

Ah, un saludo al anónimo y muy simpático joven que me consiguió la entrada, después de tomarme por un revendedor. Él estaba con su chica, compró la única entrada que se nos puso a tiro (un par de amigas a las que les sobraba una), pero al no conseguir una segunda, me la vendió y se fue con su chica a hacer otro plan.