Quienes frecuentan estas páginas saben que hace apenas tres semanas volcaba uno aquí su admiración por la enorme obra Andrés Trapiello (en todos los sentidos), y especialmente por sus apasionantes diarios. Pues bien. Estaba uno ayer en un restaurante donostiarra, por íntima celebración, cuando al levantar la vista hacia la mesa del otro lado, vi […]